Hemos hecho la prueba del nueve nueve veces antes de publicar la información con la que abrimos esta edición de CANARIASAHORA. No porque las fuentes sean de mala calidad, no porque los planos del Plan General estén torcidos, no porque tengamos dudas acerca de la ubicación de las casas en cuestión. Lo que nos aflige es no saber por dónde va a salir el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria cuando alguien le pregunte por su jardin y por la casa protegida que está frente a tal jardín. Se salva porque el que hizo las rayas se dio cuenta a tiempo, y miró para la acera de enfrente. Se nos han ocurrido muchas opciones, que pasamos a comentarles aún a riesgo de que nos copie una. Ahí van. Opción 1.- “El CD rom del que ese periódico digital ha obtenido la información está obsoleto porque se han hecho muchas modificaciones, lo que pasa es que esos periodistas no se enteran”. Opción 2.- “Esa casa no es la mía, en realidad vivo allí porque me la prestaron y los redactores del Plan, por tanto, no tenían por qué saber que me beneficiaban”. Opción 3.- “¿Qué pasa? ¿Es que por ser alcalde me tengo que comer todos los marrones y permitir que el retranqueo me afecte a mí para que nadie piense mal?”. Opción 4.- “El grado de protección de esa casa es tan ridículo que no sé ni por qué está protegida. Es fea, me desagrada verla cada mañana cuando hago bici estática y hay que echarla abajo”. Razones no van a faltar, ya verán.