No le tocará ni un euro de la privatización de Emalsa a la calle de El Reventón, sencillamente porque está en Santa Brígida. Es una calle en medio de una urbanización de lujo pero, para que vean, allí también tienen sus problemas. Por ejemplo, el solar de la fotografía, que presenta un peligro potencialmente alto para los numerosos niños que juegan en la calle. Está abierto y ya un menor se dio un talegazo el otro día. Además, en su interior se ha formado un enorme charco producto de las últimas lluvias, lo que ha ocasionado una plaga de mosquitos que tiene frita a la vecindad. Y encima, con un reputado restaurante cerca. A ver si Carmelo Vega manda un propio y pone un cerramiento, que se hace en un momentito, hombre. Y dado que es el municipio de residencia de Mauricio, seguro que por cuatro duros.