Esta segunda denuncia ante la Fiscalía por el concurso de la energía eólica en Canarias vuelve a dejar en evidencia la insoportable falta de credibilidad de toda una Consejería de Industria y del Gobierno del que forma parte para hacer las cosas con un mínimo de seriedad y de garantía para la gente seria, que haberla hayla. Las sospechas de manipulación, mangoneo, favoritismo, tráfico de influencias y cuantos abalorios adornan esta convocatoria desde su misma génesis, aconsejan la intervención de un ente ectoplásmico superior, tipo Adán Martín, por poner un ingenuo ejemplo, que mande parar y revisarlo todo. Ya sabemos que los milagros no tocan en esta temporada, pero nunca está de más la utopía eólica.