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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

El desmoronamiento de la trama empresarial de ATI

El empresario Pedro Luis Cobiella, presidente y dueño del grupo hospitalario Hospiten.

Carlos Sosa

A la hora de escribir estas líneas, Pedro Luis Cobiella todavía no había devuelto la Medalla de Oro de Canarias que le fue concedida por el Gobierno de Adán Martín en 2007 en reconocimiento a “su apuesta por Canarias, por la excelencia y por la Internacionalización” de sus negocios, según el decreto correspondiente. Las revelaciones sobre sus negocios y sus cuentas opacas en el exterior, descubiertas a partir de los papeles de Panamá, le convierten en un patriota canario de dudosa solvencia que, desde luego, no parece haber apostado mucho por Canarias. La evasión de sus beneficios hacia empresas offshore, desde luego no parece acreditar esa “apuesta por Canarias” que le hizo acreedor de aquella distinción institucional.

Cobiella siempre ha confesado ser ferviente seguidor de Coalición Canaria. Y sus motivos tiene. A la sombra de ese partido que lleva gobernando las islas más de dos décadas, y Tenerife todas las demás, sus negocios han florecido de manera fulgurante, entre otras cosas gracias a los conciertos sanitarios que han convertido a su grupo de clínicas privadas en una máquina infatigable de hacer dinero.

Cabe preguntarse a la vista de tantos hechos contrastados si el retraso en infraestructuras sanitarias por el que ahora claman los dirigentes de Coalición Canaria-ATI en Tenerife tiene una relación directa con el inmenso negocio que se les facilitó de los Cobiella, con ramificaciones hacia el Caribe y Cabo Verde, en algún caso con la participación de destacados políticos de la misma cuerda.

Que la primera resonancia magnética nuclear del Hospital Universitario de Canarias (HUC) se retrasara diez años por las trabas puestas desde el Cabildo de Tenerife una vez construido el búnker correspondiente permitió que Hospiten se adelantara y contratara con la Sanidad pública de entonces los tratamientos en exclusiva para los pacientes.

Todo han sido facilidades para este hombre tan emprendedor que ha demostrado su amor a Canarias y a España dejando de cotizar sus impuestos donde debía. Un patriota canario de los pies a la cabeza. De los de Coalición Canaria de toda la vida.

Estas revelaciones sobre Cobiella vienen a alimentar el deterioro que de un tiempo a esta parte protagoniza la trama empresarial de ATI, la pata tinerfeña de Coalición Canaria, un deterioro directamente relacionado con la corrupción o por lo menos con comportamientos nada ejemplares.

El primero en caer fue Luis Suárez Trenor, a la sazón tesorero del partido. Su marcha estuvo directamente relacionada con el estallido del caso Fórum Filatélito y la aparición de una rama que entroncaba directamente con ATI. La Policía le localizó más de medio millón de euros de ignota procedencia en una cuenta en las Islas Bermudas. La causa, que estalló allá por 2004, sigue sin juzgarse, y por lo tanto sin saberse si la mamandurria fue personal o coral. Por los alrededores también estaba Miguel Zerolo, justo es recordarlo.

Tras Suárez Trenor han ido cayendo figuras muy destacadas del poder ático, como el ex concejal de Santa Cruz de Tenerife Manuel Parejo, por el caso Mamotreto, esa construcción “emblemática” levantada en zona de protección de Costas en un extremo de la playa de Las Teresitas, espacio que sigue dando muchos quebraderos de cabeza al partido.

La operación del mismo nombre que esa playa tiene en capilla, a punto de sentarse en el banquillo, a ese icono de ATI que siempre fue y sigue siendo en la sombra el ex alcalde, ex consejero y ex senador Miguel Zerolo. Una mordida de más de 50 millones de euros cuyo destino será para siempre una incógnita porque a pesar de las evidencias policiales, la Fiscalía no encontró nunca una relación entre el pelotazo y la vida disoluta de algunos de los que pulularon a su alrededor. O sea, que no habrá juicio por cohecho.

Con Las Teresitas también tienen directa relación otros dos empresarios de cabecera del régimen: Ignacio González Martín y Antonio Plasencia. El primero se ha retirado por completo del primer plano empresarial y político tras los sucesivos fracasos del partido que montó a su hijo Nacho González, el Centro Canario Nacionalista, también conocido como Centro Canario de Nacho (CCN).

Y el segundo, Antonio Plasencia, ya hace hueco en sus vitrinas a su primera condena penal, la de año y medio de prisión que ha pactado con la Fiscalía por el caso áridos, un tremendo escándalo ambiental que nació, creció y murió en medio de la isla de Tenerife ante la inoperancia de las autoridades y de las instituciones que decían defender.

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