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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

No devolvió la agresión

Ni en un partido de infantiles está el político libre de la presión popular. Pero en este caso, hay que reconocerle a Antonio Ojeda que actuó como un señor. Una vez le aflojó tremenda cachetada al que pretendía agredirle, fue la señora-armario de cuatro puertas la que se le echó encima dándole todo tipo de tortas, excluidas las de la modalidad erótico-festiva, se entiende. Ojeda, lejos de aplicar con la dama la misma táctica expeditiva que empleó con éxito con su señor esposo de ella, aguantó estoicamente las tortas hasta que otras personas redujeron a tan energúmeno ejemplar, no sin esfuerzos muy serios. Ojeda tuvo que marcharse para evitar mayores broncas y sin saber que el equipo de los satauteños terminó perdiendo por cinco goles a dos. Y eso que el árbitro les regaló un penalti inexistente en los últimos minutos del encuentro.

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