Teresa Cruz, periodista de profesión, fue la profesional que provocó con su negligencia que se suspendiera un decisivo consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, en el que se decidía aceptar la suspensión del famoso concurso de la Gran Marina, dada su manifiesta incompatibilidad con el derecho y las buenas costumbres españolas y europeas. Al grito de ?¡lo están emitiendo por la radio de Chavanel!? esta periodista consiguió poner de los nervios -y no precisamente por este orden- a Arnáiz, a Soria y a Pepa Luzardo, desesperados estos dos últimos por agarrarse a un clavo ardiendo para boicotear aquel consejo. Arnáiz presentó una denuncia en los juzgados que fue convenientemente archivada una vez demostrado que en lugar de servicios de prensa, lo que tenía era una calamidad.