El Partido Socialista se ha tomado con mucha calma el Caso del Salmón, hasta el punto de limitarse a pedir cosas más que razonables, casi diríamos que pueriles. De entrada, pedir que Soria no participe en el Cabildo en los asuntos de Anfi Tauro es tanto como pedirle que se siente por un día en el lado izquierdo del asiento trasero de su coche oficial. No nos imaginamos al resto de los consejeros del PP oponiéndose, siquiera pestañeando, a la declaración de interés general, pero que muy general, de ese proyecto. Ahora, como cuestión más revolucionaria todavía, nos soplan que van a exigirle a Soria que no vote tampoco en el Parlamento, lo que tiene que estar produciendo mucha desazón y descomposición de estómago al líder del PP. Vamos a ver: votemos, 15 del PP más 19 de CC, igual a treinta y cuatro. Por no contar los votos socialistas, claro. Y Soria fuera echándose un sandwich de salmón marinado.