La demanda contra Mauricio terminó en desestimación porque el tribunal del TSJC que lo juzgó consideró que el accionista de referencia de este periódico “es una persona de proyección pública (...) que debe soportar cierto riesgo de una lesión de sus derechos de la personalidad”. Estupendo. El tribunal lo formaban Fernando de Lorenzo, el único presidente del TSJC que no ha repetido mandato; la magistrada de “reconocido prestigio” Carla Bellini, puesta con los votos de Soria en ese puesto, y la también magistrada Margarita Varona, de la que nada tenemos que decir. Pero, ¿no les llama la atención el hecho de que a un señor que no haya hecho un chantaje se le acuse de tal cosa desde el poder y no pase nada? Y si un accionista de un periódico, como fue el caso del denunciante de Mauricio, tiene que soportar los insultos y aguantarse, ¿hasta dónde tienen que aguantar los cargos públicos ante la crítica política? La verdad es que esta sentencia es la mar de oportuna.