Ya saben que el Angulo Arena, el nuevo estadio de Gran Canaria, está llamado a ser el salvador de las cuentas de la UD Las Palmas, siempre en versión de Gonzalo Angulo, que silba y mira para los celajes cuando le hablan de la famosa operación Estadio que les estamos contando desde todas las ópticas. Incluído el Plan General. En su momento, los políticos encargaron a José Miguel Suárez Gil la venta de los cuarenta y pico palcos, a razón de 180.000 euros (30 kilos de los de antes) cada uno, sin que de momento hayan fructificado espectacularmente las gestiones. Que sepamos, sólo ha comprado San Domingo Alonso, S.A., que callado la boca es la empresa que más se moja con diferencia. Lo malo de la pausada venta de palcos es que, además de que se retrasa la financiación, se retrasa el pago de los salarios a los jugadores, ya que han vinculado ambas cosas. Los mandamases de la catarsis confían en que se venda uno más prontito, de modo que se active una especie de efecto dominó que no sabemos si se va a dar en este caso. Dicen los mismos mandamases que en los palcos está la clave para que se lanzaran a la tremenda a firmar el famoso convenio de traslado al Angulo Arena, renunciando al Insular. Lo achacan a que La Caja les exigió ese convenio para poder hacer las operaciones que hizo con los ocho empresarios a los que prestó dinero contra sus garantías personales y empresariales. No nos cuadra, no, porque tenemos documentado que esos palcos están precisamente pignorados a favor de esos empresarios. Si alguien lo puede aclarar mejor, que lo haga, estamos deseosos de entenderlo.