Moncoutie se impone en la segunda etapa pirenaica
El francés David Moncoutié, del Cofidis, se reencontró con la victoria después de tres años de sequía al apuntarse la segunda etapa pirenaica, disputada entre Andorra y Pla de Beret, de 151 kilómetros, en la que el estadounidense Levi Leipheimer volvió a vestirse de oro y Carlos Sastre cedió un puñado de segundos a Contador y Valverde, ambos en posición de podio.
Moncoutié tenía el palmarés estancado desde que ganó una etapa del Tour en Digne les Bains en un 14 de julio, fiesta nacional francesa, pero el bravo corredor, de 33 años, quitó las telarañas con un triunfo en solitario en la cima de Pla de Beret, donde hizo buena la fuga del día a fuerza de sudor y lágrimas. Cruzó la meta en 4h.24.56.
A continuación cruzaron tres pesos pesados de la carrera que libraron su batalla particular. Alejandro Valverde ganó el esprint a Alberto Contador e Igor Antón, por velocidad, imponiendo su ley. El murciano, que tuvo “bastante con aguantar los arreones” del vencedor del Giro, perdió la oportunidad de ganar la etapa, pero Moncoutié no tuvo más oposición de los perseguidores.
Mientras Contador daba otro paso más, corto pero significativo, y Valverde recuperaba lo perdido en La Rabassa, Carlos Sastre firmó su sufrimiento en el ascenso a Pla de Beret con un retraso de 5 segundos sobre sus principales rivales. El ganador del Tour entró acompañado de Joaquín Rodríguez, Dani Moreno, Leipheimer, David Arroyo, Mosquera y Gesink. Con las bonificaciones, Sastre regaló 18 segundos a Valverde y 13 a Contador, cada vez más favorito.
Los Pirineos no han hundido a nadie, por lo que la Vuelta sale viva de la cordillera montañosa. Levi Leipheimer volvió a enfundarse la prenda dorada, la que se puso en Ciudad Real, y los españoles inundan la general.
Contador le pisa los talones al líder, a 21 segundos. Sus ataques en La Rabassa y Pla de Beret han marcado el territorio del favorito número uno. Valverde no se quiere descolgar, aguanta con bravura a pesar de la paliza que lleva en la temporada. Se colocó tercero a 49 segundos, y Sastre mantuvo la cuarta plaza a 1.27 de Leipheimer.
Ezequiel Mosquera (Xacobeo), Igor Antón (Euskaltel) y Dani Moreno (Caisse D'Epargne) completan el grupo español entre los 10 primeros. No cede el holandés Robert Gesink (Rabobank), noveno a 3 minutos.
El Cantó, primer obstáculo de la etapa (1a, 25 kms al 4,2%) puso en marcha la escapada de cinco corredores: el español Juan Manuel Gárate (Lampre), el mejor clasificado a 9 minutos del líder, los franceses David Moncoutié (Cofidis), Sebastien Joly (Francaise) y Christophe Kern (Credit) y el ruso Nikita Eskov (Tinkoff). El ex campeón de España, reciente fichaje del Rabobank, pasó en cabeza por la cima, con el pelotón a 3 minutos.
El quinteto se unió para crear la fuerza, de manera que pasaron por Sort, donde siempre toca la lotería por la magia de una bruja de oro, camino del Alto de Enviny (2a). El Astana y el Lampre decidieron que los aventureros no pasaran de los 3 ó 4 minutos. No era cuestión de que “otro Ballan” se convirtiera en inesperado ganador.
El Puerto de la Bonaigua (1a, 19 kms al 5,6%) empezó a cambiar el decorado de la etapa. Ya se sabía que la Vuelta tendría un nuevo líder, pues Ballan penaba por las cuestas que conducían a la cima Alberto Fernández. Moncoutié coronó en solitario con 1.42 de renta sobre Joly, Eskov y Kern.
En la zona VIP los hombres de Contador asomaron las garras, sin arañar, un aviso para probar las fuerzas de los rivales. Luego el Euskaltel disparó la carrera con Astarloza y Txurruka y coronaron a 50 segundos de Moncoutié, que aguantó en un descenso vertiginoso. El francés evitó las compañías peligrosas en el ascenso definitivo a Pla de Beret, con 6,2 kilómetros al 6,4%. Ajeno a lo que sucedía entre los ilustres, apretó los dientes hasta conquistar la cima ilerdense. Premio merecido a un corredor que tiene en su palmarés dos etapas del Tour.
Por detrás el Astana seleccionó a los más fuertes y Contador dio el primer golpe en la mesa a 5 kilómetros de meta. Ataque al viejo estilo, explosivo, que no demoledor. Valverde se pegó a su rueda, y poco después Igor Antón. Nadie daba un solo relevo al madrileño. Se lo pidió a Valverde “para intentar alejar a Carlos Sastre”, pero el murciano le dijo que naranjas de la China, que “bastante tenía con aguantar los zarpazos de Alberto”.
Y Alberto atacó de nuevo a 2.000 metros de meta. No había manera. Se resignó. Carlos Sastre, en un alarde de bravura casi enlaza con el vagón de cabeza, pero el jefe del Astana arrancó de nuevo. Y se fue. Con Valverde y Antón. Y Valverde, que es mejor al esprint, le birló la segunda plaza. No le sentó bien a Contador el veredicto final, “pero cada uno tiene su táctica”. La suya será encarrilar la Vuelta en el Angliru y rematar en Navacerrada. A ver si le puede seguir alguien.
La novena etapa cierra la incursión por los Pirineos con el trayecto entre Vielha y Sabiñánigo, de 200,8 kilómetros. Perfil de media montaña con dos puertos de segunda, uno de tercera y otro de primera (Serrablo). Jornada para los aventureros.