Nadal fulmina a Murray
El español Rafael Nadal, número 2 del mundo, hizo este miércoles trizas las esperanzas del tenis británico depositadas en el escocés Andy Murray, al que barrió en la Catedral por un demoledor 6-3, 6-2 y 6-4 en 115 minutos y alcanzó por tercer año consecutivo las semifinales de Wimbledon.
En esa ronda se encuentra ya también el número uno y defensor del título, el suizo Roger Federer, que anteriormente se impuso al croata Mario Ancic y cuyo siguiente rival será el ruso Marat Safin, tras vencer este miércoles al español Feliciano López.
Nadal se medirá en la otra semifinal al vencedor del duelo que libran el alemán Rainer Schuettler y el francés Arnaud Clement, suspendido por la lluvia.
“Probablemente, he jugado mi mejor partido aquí”, sentenció el mallorquín nada más concluir el duelo.
Analizando su juego, Nadal comentó que trató de jugar “agresivo” y, entre otras cosas, “atacar su segundo saque”.
“Una victoria así siempre te sorprende ante un jugador así, y más tras su increíble remontada con Gasquet”, señaló.
El número 2 vaticinó un futuro prometedor para su rival de este miércoles: “Es muy bueno y si sigue así no tendrá problemas para meterse en el 'top 5' muy pronto y seguro que tendrá ocasiones en este torneo”.
Lo cierto es que cuando el escocés afirmó, con seguridad, en vísperas a su pulso con Nadal, que se veía capaz de vencer al número 2, jamás hubiera podido siquiera soñar con el repaso que le endosó el español.
El comentario de Murray no fue, seguramente, producto de la arrogancia sino de la mentalidad ganadora que se gasta el británico. La diferencia, en este caso, era que su rival no es un oponente cualquiera.
Nadal, con un total de 98 puntos ganados, no tuvo piedad en la Catedral. Sin vestigios de molestias en la pierna, el español dictó las reglas, marcó las pautas, llevó la batuta y apenas cometió errores no forzados (9, frente a los 20 de Murray).
Saque prodigioso
Con un saque prodigioso, el segundo favorito se movió en otra Liga. De eso no hubo dudas y dominó desde el fondo. Murray, por contra, se hizo pequeño ante la fortaleza física y mental de su oponente y no dispuso ni una sola oportunidad de rotura.
El campeón de París ya impuso su autoridad desde el principio y fue evidente su superioridad en el primer juego, que liquidó en blanco. Un aviso para Murray, que padeció el demoledor saque del manacorense.
En el primer set, Nadal dispuso de dos bolas de rotura y quebró al sucesor del idolatrado Tim Henman en el octavo juego para ponerse 5-3. A partir de ahí, todo fue pan comido. La diferencia cualitativa resultó abismal y la expresión angustiada del británico era todo un poema.
Los gritos de ánimo de la Central apoyando, este miércoles sí, en su mayoría al británico, podían amedrentar a un jugador emocionalmente frágil como el francés Richard Gasquet. Con Nadal no surtieron efecto alguno.
Sí se oyó el ocasional “come on Rafa”, pero el tetracampeón de Roland Garros, que logró 65 puntos desde la línea de fondo (el escocés, apenas 24), no bajó los niveles de concentración en ningún momento.
El segundo parcial no varió el guión. Murray, el hombre que remontó heroicamente 2 sets en su contra en los octavos de final, vio cómo su pase a las semifinales se le escapaba de las manos.
El balear, imparable
El balear volvió a romperle el servicio en el tercer juego de este set, en el que con 5-2 con ventaja para el español, Nadal ya había conseguido hacerle al británico seis juegos en blanco.
Tampoco entonces pudo reponerse el escocés. El segundo favorito remató otro imponente 6-2 que no daba lugar a ningún equívoco.
Murray quiso despertar en la tercera manga. El británico no dejaba de dar muestras de angustia, pero consiguió salvar 2 bolas de rotura en el 2-2 aunque el partido ya lo tenía ganado Nadal, que cerró el set por 6-4 para meterse en el bolsillo su tercer billete consecutivo a las semifinales.