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¿Por qué Argelia?

Rafael Morales / Rafael Morales

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El rechazo más radical a las guerras de Irak y Afganistán constituye la base política para el reclutamiento de AlQaeda, además de sus premisas ideológicas sobre la guerra de civilizaciones. El surgimiento del GIA primero, y del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate después, tiene profundas raíces nacionales. A saber, el golpe de Estado a principio de los años 90 que evitó la victoria cantada del moderado Frente Islámico de Salvación (FIS) en las primeras elecciones democráticas argelinas desde la independencia en 1962. La influencia de las mezquitas del FIS provenía del empobrecimiento escandaloso del pueblo argelino. El silencio de Europa constituyó realmente un apoyo a lo que, en principio, fue un golpe “blando” que prometía nuevas elecciones en el plazo de dos años. Los militares y sus aliados imaginaron que la influencia política del FIS desaparecería pronto. A golpe de látigo.Sacaron los tanques a las calles, prohibieron manifestaciones de protesta pacíficas, registraron locales de los integristas, detuvieron a 500 activistas del FIS e impidieron la libertad de expresión y reunión. Después recurrieron a un estado de emergencia encubierto, a la persecución implacable del FIS, estimulando el crecimiento de la indignación popular. Previsible. De esta radicalización por las elecciones robadas y la represión posterior surgieron los grupos radicales armados. La década de los 90 convirtió al territorio argelino en diversos campos de batalla para una guerra civil larvada entre una dictadura militar, apenas encubierta por el Frente de Liberación Nacional, y los islamistas. Unas 200.000 personas perdieron la vida durante los llamados años de plomo.El presidente Buteflika y sus antecesores al frente del Estado liquidaron las falsas esperanzas que justificaban el golpe de Estado de 1992 y la guerra larvada de una década. No acertaron ni una. Las escasas convocatorias electorales tienen lugar sin representación política de la mayoría; la pacificación definitiva del país sigue pendiente; la influencia islamista goza de excelente salud; la recuperación económica del conjunto de la población brilla por su ausencia, como antes; las empresas extranjeras y sus compadres locales, ellos sí, acumulan beneficios extraordinarios.Las encuestas indican que los líderes políticos islamistas cosecharían el 47% de los votos en caso de presentarse a las elecciones legislativas previstas para el mes de mayo. El Grupo Salafista para la Predicación y el Combate se responsabiliza de varios atentados terroristas registrados en la Cabila hace dos meses. Como acaba de declarar el ministro del Interior marroquí, Jakib Benmussa, “los tentáculos de Al Qaeda están alcanzando los países del Magreb”. Pero eso no representa sorpresa alguna, como tampoco debe asombrar la elección de Argelia como centro principal de operaciones.

Rafael Morales

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