Espacio de opinión de Canarias Ahora
¡Ay Kafka, Kafka!
El leitmotiv de las obras del escritor checo fue el conflicto irresoluble de la existencia humana en un mundo gobernado con propósitos desconocidos (ocultos) para el hombre. Éste se ve perdido en una maraña de leyes incomprensibles y de una burocracia que se esfuerza en que lo sean aún más provocando en sus víctimas angustias y pesadillas al quedar atrapadas en el absurdo, que es lo opuesto a la razón. No debe invocarse el nombre de Kafka en vano.
En mi artículo decía que el partido ganador de las elecciones autonómicas está en la oposición y el segundo en la vicepresidencia de un Gobierno presidido por el tercer clasificado. Dado que esto es así, convengamos que lo absurdo es el Gobierno al que no calificaré de eso, de kafkiano, porque sus propósitos no son precisamente desconocidos y deriva de una ley electoral de intencionalidad tan manifiesta que dejó a más de cien mil votantes sin representación parlamentaria. Una buena aportación al abstencionismo que desea el PP.
Como, por lo visto, debo decirlo a cada momento, repetiré que el Gobierno ATIcc-PP es legal pues no hay ninguna ley que prohíba el absurdo. Otra cosa es que sea estable dialéctica y políticamente; como parece serlo para el lector de referencia al calificar de “kafkiano” un artículo que describe exactamente lo que hay.
Habrá siempre alguien que atribuya esta opinión mía al deseo de que López Aguilar sea presidente. Pues va a ser que no. Porque el problema de raíz no son las personas o los partidos, ni siquiera las ideologías, sino un Estatuto mal parido, peor aplicado y una ley electoral de apaga la luz y vámonos. Y eso no hay Aguilar que lo arregle. Prefiero que no gobierne porque lo mismo igual retrasa el momento en que nos convenzamos de que es el Estatuto lo que no sirve. Y dejemos en paz a Kafka que no debe culpa alguna para que sigan echándole arriba viajes de broza; casi una “dilapidación”, oye.
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