Espacio de opinión de Canarias Ahora
La curva de aprendizaje
La potencia, sin un buen agarre, termina por ser ineficaz. Para ello, la experiencia es un grado porque de poco sirve tener grandes conocimientos si se desconoce cómo ponerlos en marcha. Para ejemplificar tal afirmación qué mejor que recordar un antiguo anuncio publicitario sobre una marca de neumáticos en donde aparecía un deportista en formación de arranque para comenzar una carrera, experto en velocidad, equipado con un calzado inadecuado. Solo viendo la indumentaria, se atisbaba un sonoro fracaso a las aspiraciones planteadas. En el campo del empleo y de la empresa pasa algo parecido cuando aparecen ofertas de empleo en donde se busca a una persona menor de veinticinco años con diez años de experiencia en el sector, donde, a las claras queda que es, no improbable, sino imposible encontrar el perfil requerido.
Asumiendo que el sistema formativo es mejorable, sobre todo en el aprendizaje de competencias transversales y conductuales denominadas soft skills, como es la resiliencia, la creatividad, el esfuerzo, el pensamiento crítico o el compromiso, por nombrar algunas, asumamos también que es inalcanzable un modelo en donde se sepa todo de todo. Más allá de ser utópico, ni siquiera es deseable porque de lo contrario tardaríamos una no, sino dos eternidades en llegar a comprender e interpretar la totalidad de la realidad. Y eso solo ocurriría sobre lo que se ha descubierto, pero ¿qué sucedería con las dudas que todavía nos corroen? Y, a lo mejor, para las ciencias exactas pudiera tener un pase, pero ¿para las ciencias sociales en donde cada persona es un mundo? Tengamos en cuenta que la ciencia, siendo rimbombantes, es el conjunto de conocimientos estructurados sistemáticamente en donde es obtenido mediante la observación de patrones regulares, de razonamientos y de experimentación, construyendo hipótesis, deduciendo principios y elaborando leyes generales y sistemas organizados. Con todo eso, el grado de certidumbre es muy diferente porque mientras que las ciencias sociales son, aparente y metodológicamente hablando, menos homologables, dada la diversidad existente, las ciencias experimentales pueden, en la actualidad, considerarse exactas en un sentido radical.
En el campo del empleo y de la empresa, cuando se afirma que las personas no saben hacer lo que se les pide hacer después de haber estado adoctrinándose, no se falta a la verdad, pero tampoco es cierto del todo, porque la capacidad de aprendizaje está correlacionada con la cantidad y calidad de la formación a la que se accede, aplanando la curva de aprendizaje. A partir de ahí, la variable tiempo toma el protagonismo y, como extracción de tal intervalo, el concepto de experiencia. Tengamos claro que las buenas candidaturas para ocupar un puesto de trabajo son aquellas que están dispuestas a intentarlo una y otra vez hasta que los resultados sean satisfactorios. Por esa razón, hay quienes toman las riendas de los cambios y quienes esperan a que se produzcan por sí solos. Por esa razón debemos ceder de cada una de las partes: por el lado de las personas que aspiran a desempeñar una función profesional en la sociedad, formarse más y mejor, mientras que, por parte de las empresas, hay que conceder confianza para testear lo aprendido. De lo contrario, en el útero materno, en lugar de escuchar música clásica para generarle bienestar al embrión, mejor será ponerle un podcast sobre ciencia y formación para así ir ganando tiempo y ya salgan con un título debajo del brazo, en lugar de un pan, como se suele decir.
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