Espacio de opinión de Canarias Ahora
Me declaro en desamparo por Helio Ayala Díaz
Escribía entonces:
Estos diez años han sido una aventura constante, a veces maravillosa y gratificante, otras como una pesadilla de la que es difícil despertarse por las vueltas que hemos tenido que dar, por las puertas que hemos tenido que empujar para que se abran aunque sea un poquito, por el tiempo y las ilusiones puestas en el trabajo diario con él, para poco a poco ir dándote cuenta que esta sociedad del bien-estar es el privilegio de unos pocos, de los que tienen dinero, salud y poder.
Han pasado cinco años de aquel artículo, Alejandro ya tiene 15, y la situación de nuestra familia y la de muchas otras, no sólo no ha mejorado sino que seguimos igual o peor. Ale lleva cinco años con episodios agresivos y destructivos muy fuertes y recurrentes. Por supuesto que está en manos de especialistas y terapeutas que intentan ayudarnos, pero seguimos a años luz de sus auténticas necesidades. Yo vuelvo a estar de baja para atender a mi hijo en casa ?llevamos más de un mes y medio prácticamente encerados en casa, ya no hay otro lugar en el que pueda estar (el centro escolar ya no puede hacerse cargo de la situación, no existe ninguna unidad de internamiento breve que reúna las condiciones para menores o adolescentes, no existe en Canarias una residencia -ya no digo especializada, sino adecuada- en la que le puedan atender en estos momentos, cuando tiene alguna crisis nos vemos obligados a llamar al 112, le pinchan un tranquilizante y hasta la próxima, la hospitalización en el Negrín dicen que no es adecuada para un niño de su edad?). Parece que sólo nos queda resistir en casa y rezar para que no pase nada.
El único recurso que tiene la integración somos las familias y las asociaciones que las familias hemos creado; dicho de otro modo, la integración supone coste casi cero para la sociedad y costes inmensos para las familias (no me refiero sólo a lo económico, a nosotros nos está costando la salud y el bienestar de todos, tenemos dos hijos más).
Así se puede hablar lo que se quiera sobre una sociedad integradora, mientras sigamos siendo invisibles y no molestemos.
Desde el pasado 3 de junio estamos en conversaciones con la Dirección General de Protección al Menor y la Familia. Después de mes y medio buscando todas las alternativas posibles para que Alejandro reciba la atención necesaria en un centro especializado, y a la vez proteger a la familia del peligro de sus brotes de agresividad, hemos llegado a la triste constatación de que, al ser menor, no hay ningún centro mínimamente adecuado que lo pueda acoger en Canarias; por tanto la última opción era recurrir a esa Dirección General, declararlo en desamparo o guarda, y que la administración canaria le busque un centro en otra comunidad autónoma que sí tenga ese recurso socio-sanitario.
¿Se pueden imaginar lo que nos ha costado tomar esa decisión? Pero no tenemos otra alternativa. Llevamos 15 años luchado por nuestro hijo -los últimos cinco años han sido un calvario familiar-, fuimos cofundadores de ACTRADE, seguimos día a día buscando el bienestar de nuestro hijo y de otros/as como él. Bueno, pues estamos solos y seguimos esperando. Las administraciones (sanidad, educación, servicios sociales) se lanzan la pelota diciendo que el paquete es de la otra; y el paquete es nuestro hijo, el paquete es la integridad y la salud de una familia. Desde aquí les digo, que les hago responsables a todos de lo que le pueda pasar a alguno de los miembros de mi familia hasta que nos ayuden a buscar una solución (de diciembre hasta la fecha 20 intervenciones del 112 en casa)
Nos hemos dotado de leyes que no se cumplen, de Direcciones Generales que no dirigen, de oficinas de atención que desatienden, de cargos políticos que no tienen ni idea. ¿No sería más interesante recortar gastos por ahí?
Soy yo, el que me declaro en desamparo, es la seguridad de mi familia y de Alejandro la que está en juego, esta sociedad nos obliga a estar encerrados en casa con nuestro hijo para que no se haga daño y no lo haga a nadie, vivimos entre escombros materiales y personales esperando que nos atiendan y nos den una solución, cada día que pasa es nuevo riesgo, no es justo ni digno.
Quien tenga que escuchar, que escuche.
Helio Ayala DÃaz
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