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Dignitas, el derecho a morir y ''la muerte televisada''

Emilio de Fez Marrero / Emilio de Fez

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Craig Ewert fue auxiliado en su pacífico y sereno suicidio por la asociación eutanásica DIGNITAS, a la que me honro en pertenecer desde hace años.

Con conocimiento de causa, quisiera poner de manifiesto lo que sigue:

1. Es ridículo que, como ha ocurrido en Gran Bretaña, algunas personas intransigentes con la libertad ajena vengan reclamado la actuación de la fiscalía contra los esposos, hijos o amigos que acompañan a sus seres queridos en estos “viajes finales” a Suiza. (Ya van más de 100, obligados por la ilegalidad de la eutanasia en el Reino Unido). Digo que es ridículo porque un inglés, o un español, están autorizados a hacer en cualquier país extranjero todo aquello que autorizan las leyes del país en el que en ese momento se encuentran. Sería absurdo atribuir culpabilidad penal a quienes “acompañan” a alguien que no va a cometer ningún delito.

2. A las personas partidarias de la eutanasia nos preocupa tanto como a las que no lo son el riesgo de que una ley eutanásica inadecuada favorezca que se provoquen muertes “sin consentimiento del paciente” o incluso “contra la voluntad del paciente”. A eso me referiré luego pero si es ese el único miedo ¿qué objeción hay a que unas personas que libremente se han apuntado en una asociación eutanásica vayan conscientemente a un piso medicalizado para obtener una muerte lo más rápida e indolora posible? ¿Qué mas garantía se quiere de que el deseo inequívoco de estas personas es morir?

3. Ante la inminencia de un debate sobre eutanasia en el Congreso de los Diputados y ante los melindres (y también ante los temores justificadísimos) que existen en este asunto, quiero expresar las siguientes convicciones:

a) Vivir no es un deber. Es un derecho.

b) El juramento hipocrático carece hoy de valor moral porque se impone coactivamente para poder ejercer la profesión. Hipócrates murió en el año 377 antes de Cristo, es decir hace 2.385 años. Ningún ciudadano de la antigüedad tiene por qué condicionar lo que ahora pensemos o hagamos.

c) El recurso a la medicina paliativa y a los magníficos ?e insuficientes- profesionales que trabajan en ella debe ser una opción, no una obligación.

d) La eutanasia no se circunscribe a aliviar el sufrimiento corporal. La asociación “DIGNITAS” ha ayudado a morir a no pocas personas cuyo padecimiento era psíquico. Y lo ha hecho porque, hay quienes, sin ser ni mucho menos enfermos terminales, desean la muerte como liberación porque sienten un sufrimiento en su alma que llega a ser insufrible, deteriorando hasta límites insoportables su calidad de vida.

e) Escoger el momento de la propia muerte es el último “derecho humano”, que debemos tener por si ha lugar a ejercerlo si podemos y queremos. Lo digno no es ni acelerar la muerte mediante la eutanasia ni esperarla “hasta que llegue”. Lo digno es lo que cada cual escoja. Lo indigno es que otros nos impongan vivir o morir.

f) La eutanasia se está aplicando sin control, a voleo y arbitrariamente. La regulación de este derecho debe incluir un protocolo (=procedimiento) de actuación muy claro y controlado en cada provincia por un Comité Supervisor Multidisciplinar (en adelante “Comité Eutanásico”). La decisión no será ni del centro hospitalario ni de parientes ni de médicos. Estos sólo aplicarán la Ley, y además tampoco lo harán todos los médicos sino sólo los autorizados y adecuadamente especializados. En Canarias en concreto sería además muy deseable la participación en cada Comité Eutanásico de un representante del Diputado del Común.

g) La eutanasia, si se hace la Ley “como Dios manda”, seguirá siendo totalmente ilegal si su aplicación no se atiene a ese protocolo y a los controles aparejados. Los infractores, con más motivo que ahora, deberán ir a la cárcel. Uno de los requisitos imprescindibles para practicar la eutanasia (o facilitar el suicidio) es, en todas las legislaciones eutanásicas existentes, que el enfermo haga una petición fehaciente por escrito; o, en caso de analfabetismo o incapacidad, grabada. Esto puede ser sustituido, en caso de inconsciencia, por la petición escrita de eutanasia que para determinados supuestos el paciente haya formalizado previamente en lo que se llama “testamento vital”. En los casos de duda se requerirá la autorización expresa del órgano judicial pertinente.

4. La muerte es un acontecer íntimo en el que sobra la tele. Pero la excepción confirma la regla. La emisión, el miércoles 10 de diciembre, de este documental (filmado, no lo olvidemos, con la autorización del paciente y difundido con la autorización de su esposa) ha permitido a millones de ciudadanos británicos comparar lo que es una muerte voluntaria auxiliada por personal experto con “otras formas de morir” y con otros “procesos y situaciones” que casi todos los que tenemos cierta edad hemos tenido ocasión de vivir muy de cerca. Personalmente me gustaría que el documental se emitiera en España y, como allí, en horas de máxima audiencia. Los elementos de referencia “contantes y sonantes” nunca vienen mal.

Emilio de Fez

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