Los escáners de La Candelaria

Quien suscribe tenía prevista, asignada y concertada una cita previa para que se le realizase un escáner (T.A.C.) de tórax el pasado día 21 de mayo. Estas citas, como ustedes deben saber, se conceden previa petición del especialista a través del 012, teléfono de información del Gobierno de Canarias con semanas de antelación.

Días antes del 21, recibo una llamada telefónica desde el Hospital, donde se me indica que “la máquina de escáner está estropeada, la otra lleva rota más tiempo, pero la única que quedaba, debido a un sobre esfuerzo de trabajo, está inactiva. Le llamaremos cuando esté reparada”. Es casi fin de mes, y seguimos sin máquina.

Imagínense ustedes qué puede uno pensar ante situaciones así. Un hospital con miles de enfermos atendidos cada día, posee sólo dos máquinas de diagnóstico por escáner, y las dos estropeadas. ¡Viva España!

Si yo fuese el gerente del centro, tardaría muy poco en llamar al responsable directo del mantenimiento de esas máquinas y bastante menos en exigirle, imperativamente, que ¡quiero esas máquinas funcionando esta tarde!

Si la cosa depende de “Madrid”, como suele ocurrir, que camuflamos tras el nombre de una ciudad la tremenda responsabilidad de un cargo, se toma un teléfono, se llama al responsable y se le exige que por el medio que sea, avión, helicóptero o platillo volante, ¡esta tarde estén aquí las piezas de repuesto para esas máquinas, sí o sí!

Paralelamente, ya estaría llevando a cabo gestiones para la adquisición de dos máquinas nuevas en otro proveedor, fomentando la competencia y procurando mejorar la situación.

¡Es que no nos hemos parado a pensar que hablamos de un hospital donde, por situaciones así, se pone en riesgo la vida de las personas! No hablamos de una máquina de un taller mecánico, sino de una máquina de salvar vidas. ¿Qué está pasando, pues?

El paciente, que espere. Explicaciones, ninguna. Soluciones, tampoco. Un makro hospital pomposamente llamado “Universitario”, sin los medios necesarios para diagnosticar algo tan grave como puede ser un cáncer. Mientras tanto, algunos pacientes son derivados a centros privados, con el gasto económico que ello conlleva, pero eso no parece importar demasiado a la gerencia del hospital. Sin embargo, otros pacientes como quien suscribe, que dependen de una prueba que después se pasa directamente al historial vía “intranet”, no podemos contar con ayuda externa, sino con la buena voluntad de los técnicos que se esfuerzan, y me consta, en reparar esa máquina. Esto es tercermundista, denunciable y vergonzoso. Dicho queda.

Pedro Marrero Sicilia