Espacio de opinión de Canarias Ahora
La fuga de los dioses del Olimpo
Estuve el sábado por la noche en la final del concurso de murgas y fui testigo de unos hechos que, como periodista, me siento en la obligación de relatar. Mientras los serenquenquenes celebraban su triunfo y cantaban “soy lagartero, y canto con esmero?”, ocurrió algo que debe saber todo este archipiélago ultraperiférico. Les cuento: Los dioses del Olimpo se escaparon del escenario del parque Santa Catalina y se fueron a dar una vuelta por la isla. No me lo podía creer, así que fui detrás de ellos. A Dionisio lo paró la guardia civil y le hizo un control de alcoholemia. Le quitaron los 25 puntos del carné y 600 puntos más, se queda con un déficit que no iba a superar ni con 1000 cursos de educación vial ni con diez máster en la universidad de la vida.
Hermes se metió en un cibercafé a trabajar, tenía algunos mensajes de los dioses que enviar. Abrió su dirección electrónica y recibió un spam que le fastidió todo el correo electrónico. El bueno de Hermes regresó llorando al escenario y no piensa marcharse de allí ni cuando acaben las carnestolendas porque sabe que le puede esperar el paro eterno. Poseidón, el dios del mar, se fue a la playa de Las Canteras. Después de pasar la barra empezó a margullar y se encontró con hilillos de plastilina del Prestige en las aguas internacionales entre Gran Canaria y Tenerife. Como no había dios que limpiara un mar sin dueño, le aconsejé que llamase a Domingo Berriel, pero el consejero de Medioambiente tenía el móvil desconectado porque estaba escuchando una conferencia de Al Gore. Ya sabemos como es este gobierno, tan lejano a los ecologistas canarios y tan cercano a los exmandamases yanquis que se apuntan a la moda de lo verde.
Zeus se interesó por Penélope, la mujer de Odiseo. Alguien le había dicho a Zeus que Canarias es la legendaria República de Siete Islas en la que estaba integrada Ítaca. Zeus se enteró que Penélope sigue esperando, aunque después de 2000 años había olvidado a Odiseo y le había echado los ojos a un tal López Aguilar, que no es como su exmarido, el tal López no quiere volver a Ítaca porque se quemó de la guerra de mayo después de ganar la primera batalla. Aunque los cronistas dicen que los plenos del parlamento canario parecen una batalla entre tirios y troyanos, y señalan a López Aguilar como el culpable de todas las guerras, los hechos demuestran que Aguilar no está dispuesto a la guerra. Que sólo vino a ganar pero no a batallar.
Siento contarlo, no quería ser aguafiestas, pero Homero y Ovidio tuvieron su tiempo. La historia del Olimpo hay que actualizarla. Aquellos dioses ya no son lo que eran. La historia de Ítaca se paró en 1996, cuando los aborígenes firmaron un pacto eterno con el imperio de Las Gaviotas. Ítaca sigue en manos de los otomanos, que ahora quieren hacer una nueva República de Siete Islas con su policía propia y todo. Podemos seguir soñando con aquellos dioses del Olimpo que nos contó Homero y soñar con una nueva Itaca. Pero cuando acabe el carnaval del Olimpo tendremos que regresar a la Itaca del 2008, tendremos que ponernos a buscarle un nuevo novio o novia a Penélope, porque Odiseo López Aguilar se queda a vivir a 2.000 kilómetros de distancia. Cuando acabe el carnaval Penélope seguirá esperando y los otomanos continuarán en el machito gracias a su pacto con Las Gaviotas. ¡Hay que joderse!
Juan GarcÃa Luján
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