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La gangrena de la OTAN
Los fracasos en Afganistán e Irak de la lucha contra el principal reto del siglo XXI (el terrorismo, naturalmente) y la destrucción de estos países (en lugar de la democracia prometida) esconden una conquista indudable de la globalización en su aspecto militar. A saber, la instalación de bases militares permanentes del Pentágono en cada vez más países, alejados del marco teórico de intervención asignado originalmente a la OTAN. Una expansión necesaria para asegurarse las fuentes de energía del mundo, abrir futuros mercados a las trasnacionales y cercar a supuestos enemigos. Este proyecto estratégico, preparado hace mucho tiempo y puesto en marcha a partir de la primera guerra del Golfo, responde a los intereses gringos de dominación a largo plazo (por eso no se van de Irak a pesar de la derrota) y de nadie más.De ahí que Rafael Poch de Feliu haya escrito un artículo titulado Los europeos deberíamos disolver la OTAN, publicado en el diario La Vanguardia. La directriz de Estambul que debe aprobarse en Riga, dice Poch, trata de preparar los imperativos de la Alianza para los próximos diez años, con un menú de amenazas confeccionado por el Pentágono y compuesto por terrorismo, proliferación de armas de destrucción masiva y distorsiones en el flujo de recursos vitales. Para hacer frente a estos imperativos es necesario prepararse para estar en condiciones de llevar a cabo hasta ocho operaciones militares simultáneas (en distintas regiones) con un total de 300.000 soldados. Hay que ver el arte que tienen estos gringos para limar tensiones en las relaciones internacionales. Y lo que traga Europa. Sigue Rafael Poch: Otra dimensión es la expansión hacia el sur y el este ( ). Especial mención merece el proyecto de asociación con los llamados socios globales de Asia, entre los que se cita a Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Si lo que ha hecho (la OTAN) en Europa del Este ha contribuido a complicar la crisis rusa, esto de la asociación no sirve más que para crear problemas con China. Una vez más, un servicio al estilo hegemonista y pendenciero de Washington. China comienza a estar preocupada por estos delirios que el Pentágono quiere compartir con los miembros de la Alianza. ¿Han tocado techo tales delirios? Eso parecía, hasta que Bush apareció en Riga y dirigió tiernas palabras a los subalternos. El neoconservador quiere imponer una doctrina recién inventada. Los miembros de la OTAN tienen un principio. Si uno de ellos se ve atacado por un Estado enemigo, los demás acudirán en su ayuda. A partir de ahora, proclama el presidente de todos nosotros, este principio vale tanto si el ataque se produce contra nuestros territorios como contra nuestras fuerzas desplegadas en el exterior. Por ejemplo, si un soldado norteamericano muere por la acción de la resistencia en cualquier país previamente invadido, todos los miembros de la OTAN tendrán que intervenir en defensa de los Estados Unidos de América. Excelente. ¿Nos vamos de Afganistán hoy o mañana? Rafael Morales
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