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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González
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¿En qué se están gastando el IGIC?

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Imagine que usted, que vive en Canarias, tiene un hijo(a) que, como le apasiona la música, quiere irse a vivir unos años a una capital europea, a estudiar e intentar labrarse una carrera en dicho campo. Por aquello de la lejanía usted, que tiene la suerte de poder permitírselo, decide asignarle una cantidad económica suficiente para que se pueda pagar el alquiler y sus gastos básicos. Unos pocos años después su hijo(a) empieza a ganarse un dinerillo tocando, y a usted le parece bien que se gaste como quiera ese dinerillo extra que se gana. Bastantes años después su hijo(a), que ha conseguido desarrollar una tarea exitosa en la música, y gana lo mismo que usted, insiste en que usted le tiene que seguir transfiriendo el dinero necesario para pagarse los gastos básicos (salud, vivienda, transporte).

Quiere ser independiente para decidir qué hacer con el dinero que gana, pero quiere seguir siendo dependiente para que le financie usted sus gastos básicos. ¿No tendría usted ganas de darle la independencia a su hijo(a) aunque éste no se la haya pedido?

Ahora imagine que usted se toma un café y se compra un periódico en cualquier lugar de España (salvo Canarias). Parte del precio que está pagando es un impuesto (el IVA), que recauda la Agencia Tributaria, que también recauda el resto de los impuestos (IRPF, por ejemplo). Como hoy en día buena parte de las funciones de “el Estado”, como la sanidad o la educación, la realizan las comunidades autónomas, el Estado (central) transfiere el dinero de los impuestos a las Comunidades Autónomas para que éstas realicen sus funciones. Salvo en las comunidades forales en que impera un concierto. Allí los gobiernos “locales” lo recaudan todo, con ello financian los servicios que prestan y pasan una parte de lo que recaudan al estado central, en parte como pago por los servicios que éste presta, también en sus territorios (por ejemplo, la defensa del territorio nacional, que realiza el ejército), y en parte como ejercicio de solidaridad con el resto del Estado (los más ricos aportan algo a los más pobres).

Yo esta mañana, en Canarias, me pedí un café, que me tomé leyendo el periódico que acababa de comprar. En la portada de ese periódico se decía que Canarias está a la cola de la financiación regional, que los canarios “reciben” menos dinero que quienes viven en otros lugares y que el estado camufla con transferencias del REF a la lejanía e insularidad la escasez de fondos para sostener servicios como la sanidad o la educación. Tan sólo unos días antes el mismo periódico decía, en tono positivo, que Canarias es la comunidad que más crece y la menos endeudada. Cuando abro el periódico me encuentro, en letra pequeña en la esquina izquierda de la primera página, un mensaje que dice que la empresa que lo publica se ha acogido a las subvenciones del gobierno de España co financiadas con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional para las Regiones Ultraperiféricas para el transporte de Mercancías en Canarias. 

Quizá es tan sólo porque yo soy un simple ciudadano que no se entera, pero a veces me parece que la sopa de letras en que consiste el especial régimen fiscal que opera en Canarias (REF, AIEM, RIC, ZEC, IGIC) está hecha, justamente, para que nadie se entere (ya se sabe, a río revuelto, ganancia de pescadores).

Cuando los periódicos se imprimían en papel en la capital del reino parecía razonable que las empresas que los distribuían cobraran subvenciones, para evitar que en Canarias se tuvieran que pagar más caros por el transporte, pero se me escapa por qué una empresa que publica periódicos en Canarias recibe subvenciones como la citada. Y, repito que quizá es sencillamente porque soy un ignorante que no entiende de estos temas, pero tampoco comprendo cómo el Gobierno de Canarias, que presta servicios de sanidad y educación que están “a la cola”, se escuda en que está a la cola en financiación regional y no usa recursos propios para financiar esos servicios, ya que presume de ser la comunidad más saneada.

¿En qué se está gastando el dinero que se recauda por el IGIC? El café y el periódico que compré esta mañana los pagué con el dinero de mi sueldo, que, como trabajo en una institución educativa pública, proviene, en último término, de los impuestos que pagan todos los españoles. Repito: será que soy torpe, pero me parece que parte del IVA que pagan los madrileños, andaluces o catalanes cuando toman un café o compran un periódico, como va a “la caja común” puede acabar financiando, entre otras cosas, mi sueldo.

¿En qué se está gastando el dinero del IGIC que pagué yo por lo que consumí hoy? ¿Por qué el Gobierno de Canarias se queja de la escasa financiación “española” para la sanidad y la educación y no usa financiación “canaria” para mejorar esos servicios? ¿Por qué los medios constantemente transmiten la idea de que nuestros problemas son culpa de “los de fuera” (Madrid, Bruselas) que no nos dan bastante dinero para pagar los servicios que nos merecemos? A mí me suena como si el hijo músico quisiera que papá Estado (central, que también tenemos uno autonómico, que se considera el hijo) siguiera pagando los servicios esenciales poder gastarse el dinero que gana en copas Premium. Claro que posiblemente es tan sólo que yo no acabo de entender la sopa de letras de nuestro régimen económico y fiscal.

Por eso, repito, agradecería que alguien me lo explicara. Sin caer en el wokismo de que por que somos unos hijos especiales merecemos un trato especial de nuestros padres. Ahora que ya no se habla de discapacidad, sino de diversidad funcional, quizá ya va siendo hora de que en Canarias despertemos: lo de la “ultraperificidad”, al menos a mí, me suena a discapacidad.

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