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Las injurias de Gabriel Mato a López Aguilar

Carmelo Dávila Nieto / Carmelo Dávila Nieto

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Por mucho que dictamine esa “singular” jueza la inocencia de José Manuel Soria López, sigo teniendo la plena convicción de que éste no es totalmente inocente, porque ¿cómo puede un político, Presidente además del Cabildo de Gran Canaria, aceptar la invitación de ese empresario con intereses en Anfi-Tauro, para viajar gratuitamente a los fiordos noruegos y al Festival de Salzburgo, y a la semana siguiente aprobársele un proyecto turístico, sin que esto origine, como mínimo, razonables dudas sobre un pago de favores? Ciertamente que un complejo como este no se aprueba de una semana para otra sino que precisa un expediente. Cierto que Soria López no asistió al pleno cabildicio en el que se aprobó. Pero ante el hecho comprobado del viaje es muy razonable deducir con total fundamento que, aunque no asistiera físicamente, pudo influir directa y decisivamente en los consejeros de su partido, que eran mayoría en el Cabildo, para que votaran a favor, e incluso ordenárselo, lo que no tendría que extrañar conociendo el grado de “disciplina” que existe en el PP, en el que no se admite la democracia interna y se impone la más feroz de las dictaduras.

Para mí, que he estudiado Derecho en las universidades de La Laguna y Salamanca, y en contra de lo que dictaminen los Tribunales de Justicia, que se equivocan con más frecuencia de la que sería admisible, José Manuel Soria López no está totalmente exento de responsabilidad en el “Caso Salmón”, porque, a mayor abundamiento, no ha demostrado nítidamente los gastos que dice que abonó con su tarjeta de crédito, que después resultó ser la de su esposa, y posteriormente que procedía de sus dietas o de dinero en efectivo que tenía en su domicilio, porque todo esto ha de justificarlo claramente, pues si no se trataría de dinero “negro” y estaría defraudando a la Hacienda Pública. ¿Y todo esto no tiene importancia para la “ínclita” jueza Varona? ¡Increíble! ¡Así va la justicia ?con minúsculas- en nuestra nación! Además, Soria López, resentido por haber perdido la presidencia del Cabildo grancanario, ahora, como Vicepresidente del Gobierno Autonómico y Consejero de Economía y Hacienda, se dedica continua y obsesivamente a perjudicar a Gran Canaria. Tampoco como presidente del Cabildo se significó como defensor de nuestra isla, pues cuando en una entrevista le indiqué que reclamara las Consejerías y organismos autónomos que se habían llevado para Santa Cruz de Tenerife, y que por el Estatuto de Autonomía tienen que radicar en la Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria, me contestó “que eso no le preocupaba porque así tenemos menos funcionarios”, como si estos constituyeran una depredadora plaga. Me quedé tan perplejo con esta salida de tono, que no acerté a responderle adecuadamente. ¡Y aún los peperos grancanarios siguen creyendo en él! ¡Alucinante!

Pero retornando al godo Mato ?que lamento haber conocido en Santa Cruz de La Palma por presentación de un primo mío- con sus injurias a Juan Fernando López Aguilar, y que debe su carrera política a las influencias de su hermanísima Ana, máxima a látere del irresponsable José María Aznar, que implicó a España en la invasión de Irak, con las trágicas consecuencias conocidas, he de expresar que no me sorprenden porque son consecuentes con la línea habitual del Partido mal llamado Popular porque representa a la burguesía más reaccionaria, nada que ver con el auténtico pueblo.

No se puede olvidar, ni omitir, que el sin par Mariano Rajoy, un día sí y otro también insulta al Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, al que califica sin respeto alguno a su alto cargo de tonto y de inútil, y acusa de constituir “un peligro para la nación”, nueva versión de aquel “márchese señor González”, que acuñara otro buen elemento pepero, el chapliniano José María Aznar. Pero esta vez el ¿señor? Gabriel Mato ha ido demasiado lejos porque tendrá que probar palmariamente que Juan Fernando López Aguilar es “indigno, inmoral y despreciable”, porque que se sepa públicamente hasta ahora no ha estado implicado en supuestos casos de corrupción y tráfico de influencias como tantos destacados miembros del “honesto” PP, entre ellos el Presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia, Francisco Camps, principal imputado en el llamado “Caso Gürtel”, y hasta el mismísimo José Manuel Soria López, a pesar del veredicto exculpatorio de la jueza Varona. López Aguilar debería exigir una rectificación pública a este deslenguado de Mato, y, además, demandarlo por injuria y difamación ante los Tribunales de Justicia, porque no se puede seguir consintiendo que estos energúmenos peperos continúen insultando tan irresponsablemente a políticos sumamente honestos. NUNCA he oído a Juan Fernando López Aguilar calificativos de tal magnitud dirigidos a sus oponentes políticos. Como tampoco he escuchado a José Luis Rodríguez Zapatero referirse al para mí mentecato Rajoy en términos similares a los que éste utiliza para atacar al Presidente del Gobierno de la Nación, entre otras razones porque la diferencia de educación y de clase política entre Rodríguez Zapatero y el presidente del PP es abismal, a favor del primero, todo elegancia y comedimiento. No sé como será el debate político en otros países democráticos, pero en España este espectáculo de insultos es bochornoso y lamentable, sobre todo por parte de los peperos, que no reconocen al ejecutivo, ni a su presidente, ni un solo acierto; todo es negativo y desastroso. Y no quieren darse cuenta de que esa estrategia de descalificaciones permanentes no les sirvió en modo alguno para ganar las elecciones. Pero ellos continúan “impasible el ademán e inasequibles al desaliento” como grandes franquistas que son ya que fueron los únicos que en el Parlamento de Europa se negaron a condenar la sangrienta tiranía del rebelde general Franco.

Me sorprende grandemente el silencio, hasta ahora, de Juan Fernando López Aguilar ante las injurias del atrabiliario Gabriel Mato, perfectamente tipificadas en los artículos 208 al 210 del Código Penal. Espero y deseo que el Secretario General del Partido Socialista Canario y exMinistro de Justicia ejerza las acciones legales pertinentes para defender su ultrajado honor, que para mí permanece incólume por su impoluta trayectoria política.

Carmelo Dávila Nieto

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