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El lehendakai en La Moncloa
Seguramente ésta autoridad norteamericana se habrá dicho para sus adentros como se dicen Asterix y Obelix respecto a los galos que deben estar locos. ¡Tanto lío a cuenta de un referéndum cuando en los Estados Unidos y en California cada cuatro años, además de las elecciones para representantes se convocan cientos de referéndum para todo!. Para la pena de muerte, y para abolirla, para segregar un barrio de San Francisco y para apostar por el cambio climático, para la enseñanza y para la sanidad. Para todo. Pero aquí, no se puede consultar nada, sobre nada.
Dibuja Peridis al lehendakari con una piedra mientras repite “Ñaca, Ñaca, la matraca”. Un buen resumen para, en dos palabras exponer el núcleo de una reivindicación no atendida, y, por tanto, hay que seguir con el “ñaca, ñaca, la matraca”. Eso sí, una “ñaca, ñaca, la matraca”, democrática, insistente, de gota malaya, que al final termina horadando la piedra.
Estuvo el lehendakari Ibarretxe dos horas en La Moncloa. La última vez había estado en junio cuando se rompió la tregua por parte de ETA. No creo sea la última si gana Zapatero en Marzo, que, en una demostración palpable de que estamos en precampaña electoral, fue él mismo, quien salió a la opinión pública española a decirle que no habrá referéndum, consulta, ni nada parecido. Ya veremos.
Seguí en directo toda la rueda de prensa que el Lehendakari ofreció desde La Moncloa. Empezó hablando en euskera. Ibarretxe preside el Gobierno Vasco y es lógico que hable en euskera. Pero ví su intención de que la opinión pública española, que no está acostumbrada a oír el euskera, se diera cuenta, solo con ese detalle, que en Euzkadi hay una realidad claramente diferencial. Él preside un gobierno que tiene una lengua que es co- oficial, cuyo origen se desconoce, lo que quiere decir, que representa un pueblo que lleva viviendo en las estribaciones del Pirineo, más de siete mil años, como gusta recordar, y eso requiere, por lo menos un respeto. No somos una autonomía cualquiera nacida al socaire del café para todos, con objeto de aguar las reivindicaciones de vascos y catalanes.
Le ví además sereno y pidiendo respeto. Se puede discrepar y no estar de acuerdo en nada con lo propuesto, pero ni desvaría, ni desafía, ni es el Mesías de Llodio, ni hace nada que políticamente sea incorrecto. Y lo dijo de forma tan didáctica y serena, que, por lo menos, en la Meseta, debió hacer pensar a más de uno. El no insulta. El argumenta. Y el medio, es decir, la forma en este caso, es ya el mensaje.
Decía el torero Belmonte que el arte del toreo se resumía en tres palabras: parar, templar y mandar.
E Ibarretxe paró. Paró todo ese alud de falsos argumentos que dicen que no puede convocar nada. Otra cosa es que desde Madrid se lo prohíban, pero si el estatuto andaluz y el catalán, lo pueden hacer, él también.
Paró con argumentos jurídicos las descalificaciones a la propuesta y recordó que en Londres nadie ha apelado a la policía y a los jueces para pararle al líder escocés Alex Salmond en sus reivindicaciones y anuncios. Paró cuando recordó lo que decía Simón Pérez a la hora de analizar el inicio de un proceso. Paró cuando dijo que no admitía que ETA tuviera a su disposición el interruptor de cualquier solución.
Templó, cuando mostró su mano tendida a llegar a esos acuerdos recordando el portazo que le dieron en febrero de 2005 en el Congreso de los Diputados, sin siquiera llegar a admitir a trámite una reforma estatutaria que luego les fue admitida a los catalanes, a los valencianos, a los andaluces, a los aragoneses y a los castellanos.
Y terminó mandando cuando le dijo a Zapatero que su propuesta era plenamente democrática con la mayoría absoluta que había detrás de ella y que ya sabía en que quedaban en Madrid las argumentaciones dichas por Zapatero cuando pidió la víspera que nos pusiéramos previamente de acuerdo todos los vascos. Recordó el acuerdo previo catalán, que Zapatero incumplió y recordó el previo acuerdo navarro, que Zapatero incumplió.
Independientemente de que segundos después Zapatero le diera un portazo, estoy seguro que tanto él, como la vicepresidenta Fernández de la Vega, como el portavoz Moraleda, siguieron en directo todo lo que decía Ibarretxe con objeto de rebatirle con dos palabras a todo lo dicho y argumentado serenamente por el Lehendakari en la rueda de prensa dada desde La Moncloa. “Jefe, tu sé claro y contundente y dile que abandone toda esperanza, que el PP nos vigila y cualquier titubeo nos dirán que rompemos España” seguramente le comentaría Moraleda a Zapatero, pero estoy seguro, que éste, en su fuero interno y como no es tonto, seguramente pensaría. “Este Ibarretxe es como una piedra en el zapato. Si gano, algo tendré que hacer porque este tío es más duro que el pedernal y con su ñaca, ñaca va a seguir, va a contagiar a los catalanes y voy a tener un follón de pantalón largo. ¡La que me espera a partir de marzo!”.
Algo pues tendrá que hacer. Ya Bermejo, el ministro de Justicia ha salido diciendo que nada es ilegal, mientras no se sepa de que va la cosa. No opina así el demócrata Mayor Oreja que dice que la estrategia consiste en que por aburrimiento la gente asuma que una consulta puede ser la solución.
Bueno. De momento tenemos hasta junio el ñaca, ñaca, la matraca. Que no es mas que la matraca de 112 años del PNV, la matraca de un pueblo, al que no le quieren reconocer sus derechos en una España que se dice plural, pero que no asume la diversidad. Me quedo pues con el resumen hecho por Jiménez de los Santos al día siguiente de la reunión: “Lo de Ibarretxe va bien. Porque España va mal”. Será porque así lo queréis vosotros...
Iñaki Anasagasti
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