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Matrimonio=matrimonio por Sylvia Jaén Martínez

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El argumento es más que cuestionable pero sencillo: si hay menor ingreso tenemos que recortar los gastos. Aunque a la hora de mirar donde ponen la tijera del recorte quienes pueden decidir se olviden mágicamente las consecuencias de dichas acciones, o lo que quizás sea mucho más preocupante, piensen que se puedan asumir.

Hace poco más de una semana leíamos en la prensa como el señor Rajoy anunciaba su intención de eliminar el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo con el peligroso argumento de estar de acuerdo en todo menos en el nombre. Les confieso el escalofrío que tal declaración suscitó en mí. No por novedosa, ya que este argumento fue más que debatido hace 5 años durante el trámite de la reforma, sino por volver a tenerlo sobre la palestra como si estos cinco años no nos hubieran demostrado nada.

Cuando en tiempos de recortes las propuestas no se explican en clave de crisis es sencillamente porque las sustenta una ideología que parece haber hibernado en el tiempo, que no se ha enriquecido con el resto de la sociedad de los avances generados y que peligrosamente obvia la felicidad que estos generan.

Siento sinceramente que el señor Rajoy no nos conoce, no tiene roce alguno con lesbianas, gays, transexuales, bisexuales y nuestras familias porque la alternativa sería demasiado cruel de creer.

Les hablo de las millones de personas en este país que hemos crecido superando el insulto en la escuela, el silencio en las familias, el miedo al despido, el rechazo como norma imaginaria. Somos héroes y heroínas de una transformación histórica que generó la certeza de la verdadera igualdad, de que todas y todos, sin ningún tipo de condicionante, somos iguales ante la ley.

Quienes han participado en cualquiera de las más de veinte mil bodas que se han celebrado en este tiempo saben perfectamente que más allá del compromiso de dos personas en ellas siempre ha habido un ingrediente más, un plus de felicidad. Ese extra de alegría que se trasmite al dejar atrás infinitas lágrimas silenciadas y discusiones familiares por abrazos sinceros y re-uniones donde entra toda, pero toda la familia.

La modificación del código civil para permitir el matrimonio a todos los hombres y mujeres de este país sin distinción por su orientación sexual trajo dignidad y tiritas a esta sociedad resentida por siglos de discriminación.

Sólo lo que es igual se nombra igual porque la escala de la igualdad no tiene tonos grises, no sirve la idea del “casi igual”. Y cuando el señor Rajoy habla de cambiar el nombre tengan por seguro que no desea pasar a la historia por el ser el primer presidente del mundo que genera una nueva palabra para un derecho ya adquirido. Sencillamente no ha sido capaz de ver a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales como otro igual sino como personas a “casi respetar”.

¿Saben que ocurrió cuando a las y los negros se les otorgó el derecho a la educación? Pues que les construyeron escuelas a parte.

Sylvia Jaén Martínez es Presidenta del Colectivo Gamá de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Canarias

Sylvia Jaén Martínez *

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