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El mayor buque hospital del mundo se ha equipado en Canarias

El Global Mercy, en el puerto de Granadilla (Tenerife)

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Hoy arranco el artículo con un titular informativo, consciente de que esta iniciativa que ha pasado casi desapercibida en Canarias, y creo muy necesario que conozcamos, celebremos y aplaudamos. El pasado viernes una delegación de Casa África pudimos conocer una iniciativa de cooperación internacional que lleva desde el pasado mes de marzo aprovechando la posición estratégica de Canarias con el continente africano, sus excelentes conexiones aéreas y marítimas, y de todas las ventajas por las que llevamos años diciendo que el Archipiélago es un hub ideal para las relaciones con nuestros países vecinos.  

La organización Mercy Ships, conocida en España como Naves de Esperanza, es una organización sin ánimo de lucro que opera por todo el mundo, pero principalmente por África, a través de barcos hospitales que se dedican a realizar operaciones y tratamientos sanitarios a personas sin recursos.  

Hace ya casi tres años, cuando la pandemia del COVID-19 obligó a cerrar todo el mundo, uno de sus barcos, el África Mercy, se encontraba realizando operaciones en Senegal. Tras decretarse encierro en Senegal, tuvo que salir a toda prisa del país y, con prácticamente toda Europa cerrada a cal y canto, España fue solidaria y le abrió el puerto de Granadilla, en el sur de Tenerife, para refugiarse y poder pasar ahí el tiempo que fuese necesario mientras todo el mundo se resguardaba en casa, a excepción de los trabajadores esenciales.  

Mercy Ships tomó buena nota de las ventajas que le supuso poder atracar en Granadilla, y tres años después eligió este puerto canario como base para el equipamiento y preparación de la iniciativa más ambiciosa de su historia, el buque hospital Global Mercy. Construido en unos astilleros de China, este enorme barco hospital llegó en marzo del año pasado a Granadilla y en estos meses ha tenido trabajando a destajo a su equipo técnico para dejar listos todos los detalles necesarios para que en pocas semanas pueda empezar a funcionar como un hospital de 200 camas.   

Creo que en mi vida he visto pocas iniciativas de carácter solidario que me hayan impresionado tanto como el Global Mercy. Por su volumen, objetivos y ambición, es realmente impresionante subir a un barco de 174 metros de eslora, con cerca de 10 cubiertas y los últimos avances tecnológicos para la navegación marítima, y a la vez tener la sensación de estar dentro de un hospital de cualquier país avanzado del mundo: con capacidad para tener ingresados a 200 pacientes, dispone de seis quirófanos, cuatro unidades de cuidados intensivos, tres zonas de aislamiento en caso de tratar pacientes con enfermedades infecciosas, un escáner de última generación, zona de radiología, un completo laboratorio para hacer analíticas, área de rehabilitación... no le falta de nada. 

El barco atracará en el puerto de Dakar, Senegal, en pocas semanas, para realizar más de 2000 operaciones a pacientes que ya se están identificando entre Gambia y Senegal, en un acuerdo de colaboración alcanzado con el Gobierno senegalés, que recibe a la organización con los brazos abiertos conscientes de la ayuda que supone para su aún escaso sistema público de salud.  

Permítanme hacer un poco de historia. Mercy Ships fue fundada en 1978 por el Capitán Don Stephens, un joven marinero de California que se inspiró en las necesidades médicas de los refugiados en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Con un barco hospital donado, Stephens comenzó a viajar por el continente africano para brindar tratamiento y cuidados médicos a las comunidades más necesitadas, y su empeño generó una amplia red de simpatizantes y, sobre todo, voluntarios, hasta hacer hoy de Mercy Ships una de las ONG’s médicas más importantes del mundo. 

Desde entonces, Mercy Ships ha crecido y evolucionado, y cuenta con dos barcos hospitales modernos que brindan no solo servicios médicos especializados, sino que también funcionan como hospitales universitarios, formando a médicos, enfermeros y personal hospitalario en los lugares en que atracan para realizar operaciones.  

Y lo más extraordinario es que prácticamente el grueso del equipo de este buque hospital lo forman voluntarios, profesionales médicos, enfermeros, ingenieros médicos, técnicos de laboratorio de todo el mundo que colaboran con la organización (hay norteamericanos, holandeses, alemanes, australianos, neozelandeses, hasta 50 nacionalidades diferentes a bordo...) dedicando uno o dos meses al año de su vida a la labor solidaria. El barco dispone incluso de una escuela de primaria y secundaria para que, en el caso de gente que decide ser voluntaria durante un año entero (que los hay, y muchos) pueda alojarse en el barco con toda su familia y no frenar el ritmo escolar de sus hijos.  

En plena actividad, el Global Mercy es como un gran crucero que puede albergar hasta a 1.150 personas a bordo. Entre equipo médico, tripulación y familias puede alcanzar las 800 personas, a las que se suman los 200 pacientes y hasta 100 acompañantes para que éstos no estén solos. Tiene habitaciones de hospital para los pacientes y otras para la tripulación como las de un crucero de alta gama, con un restaurante capaz de suministrar 3.000 comidas al día, un salón de actos, una tienda, una peluquería, gimnasio, un equipo médico dedicado a la salud de la tripulación y todo lo necesario para constituirse como una auténtica ciudad para que sus ocupantes puedan dedicarse en cuerpo y alma a su labor humanitaria durante su estancia en el buque.  

El Presidente para España de Mercy Ships, Gerardo Vangioni, nos acompañó en una completa visita por el barco, desde el puente de mando, donde conocimos al capitán, hasta la impresionante sala de máquinas y, obviamente, todo el hospital. Vangioni nos fue explicando cómo grandes empresas internacionales se han aliado con Mercy Ships e implicado en que el Global Mercy sea una realidad. La naviera MSC, por ejemplo, les regala el transporte de cualquier contenedor que necesite, la empresa DELL les puso toda la informática necesaria gratuitamente, e incluso el dueño de los cafés Starbucks les donó la cafetería y todo el café que puedan necesitar.  

Es una iniciativa humanitaria espectacular que merece ser ampliamente conocida no solo en Canarias (sirve para darnos cuenta de lo útiles, y solidarios, que podemos ser sirviendo de puente para este tipo de iniciativas de la solidaridad internacional), sino en el conjunto del Estado. Incluso creo que podría ser útil para un gran número de médicos, enfermeros y profesionales médicos canarios que tienen en la cabeza lo de ser solidarios y ayudar a la gente con menos recursos del continente vecino. Conozco un gran número de profesionales canarios con esa inquietud y otros muchos que viajan habitualmente a operar en algunos de los países de África occidental, que agotan el tiempo de sus vacaciones sin percibir un céntimo y realizando intervenciones a las que en sus lugares de origen nunca podrían haber accedido. En nuestra institución estamos trabajando en disponer de un listado completo de todos estos médicos y profesionales sanitarios que ejercen la solidaridad sin buscar notoriedad mediática.

Por parte de Casa África, estamos orgullosos de haber puesto nuestro granito de arena en la colaboración con Mercy Ships. En una gestión con el Ministerio de Fomento, que culminó en una enmienda a la Ley de Presupuestos del Estado (que a su vez modifica la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante), conseguimos ampliar a cualquier barco hospital y de ayuda humanitaria que recale en puertos españoles la exención de tasas portuarias de las que hasta ahora solo gozaban los barcos de Cruz Roja. No era de recibo tener en un puerto canario a un buque que salvará en los próximos años decenas de miles de vidas en África y presentarle facturas de centenares de miles de euros mientras, además, empresas isleñas de todo tipo colaboraban en el equipamiento de sus instalaciones.  

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