Espacio de opinión de Canarias Ahora
Neocons de andar por casa
Ninguno de ellos, faltaría más, parecían consciente de que no es el empresariado canario y el aparato político sobre el que se asienta un estamento del que nos podamos mostrar orgullosos. No voy a recordarles, por manifiestamente inútil, aquello de no preguntes qué puede hacer el país por ti sino qué puedes hacer tú por el país, no vayan a pensar que les pido que pierdan dinero o ejerzan funciones de oenegés. Se trata sólo de que actúen como lo que dicen ser, como empresarios creativos y emprendedores.
Sé que no son justas las generalizaciones pero puede ser peor dar nombres y apellidos. Simplemente me indigna que sigan la moda de cargar el peso de la crisis sobre asalariados y pensionistas, que estén ya a punto de proscribir como intolerable impertinencia que la gente quiera trabajar en unas mínimas condiciones de dignidad. Nadie duda de que son muchos los empresarios que lo están pasando mal, pero no es de recibo que traten de cargarlo todo a la cuenta de los más débiles. Sin contar la frecuencia con que estos ultraliberales resultan tan de vía estrecha que son los primeros en reclamar subvenciones públicas para la cosa pinta cruda.
Hace unos días, Faustino García Márquez presentó una ponencia sobre sostenibilidad del territorio canario que me puso los pelos de punta. No era una simple especulación sino el desvelamiento de a qué grado de insostenibilidad nos está llevando un modelo económico de uso y explotación del territorio que es, esto lo digo yo, el que según todos los indicios reanudará su machaqueo en cuanto remita la crisis y pueda regresar el ladrillo por la puerta grande. No otra cosa deduzco de determinadas declaraciones de miembros del Gobierno. Con lo que la crisis no les habrá servido para reflexionar sino para disponer de un ejército de trabajadores más baratos para volver a lo mismo y qué hay de lo mío.
Hay en Canarias buenos empresarios pero no los suficientes para marcar estilo y que podamos hablar de un verdadero empresariado, como estamento o clase social, que lidere nada. Como tampoco contamos con dirigentes políticos que vean con realismo más allá de cada cuatro años, sólo se me ocurre confiar en que Dios nos coja confesados. Penoso, qué voy a decirles.
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