Espacio de opinión de Canarias Ahora
No, no es solo fútbol
Ganó. España ganó su cuarta Eurocopa. Somos el país con más títulos europeos y ayer se hablaba mucho de fútbol, pero también de política.
Que el fútbol es solo un deporte, hace siglos que es historia. El fútbol es una de las empresas que más dinero mueve en el mundo. La que mayor acogida y más notoriedad genera y, por eso, se ha convertido en uno de los escenarios preferidos para políticos a lo largo y ancho del globo.
La final logró colocar delante de las pantallas a casi 19 millones de personas en España, 1 millon en Canarias, con una audiencia media de 13 millones y una cuota de pantalla de 78,2%. En Canarias el dato fue ligeramente superior situándose en un 78,9% de cuota y reuniendo a una audiencia media de 719 mil personas. Confirmándose, por tanto, como el evento deportivo con más audiencia precisamente desde la final de la Eurocopa 2012, que fue seguida por un 83%.
“El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo”. (Galeano, 1995).
Según datos del CIS, el fútbol es el deporte que más interesa a los españoles con alrededor de un 50% de interesados. Pero si hablamos de selecciones esta cantidad suele aumentar. Es un momento en el que todos (o casi) sienten con orgullo los colores, lucen la bandera, y se paralizan ante las pantallas de TV colocadas por cientos de plazas en España.
Esta Eurocopa tuvo sus primeras polémicas al comienzo de la competición con las declaraciones de Kylian Mbappé, cuando hizo un llamamiento a los jóvenes en plenas elecciones legislativas en Francia en contra de la extrema derecha. La polémica llegó a nuestro país cuando Unai Simón, al ser preguntado por estas palabras del jugador francés, contestó “soy jugador de fútbol y de lo único que debería hablar es de temas deportivos”.
Y quedándonos en España, el debate político ha ocupado horas de radio y televisión por el origen de dos de los jugadores que más han dado qué hablar en todo el torneo: Nico Williams (21) y Lamine Yamal (17). Han batido récords, han sido determinantes para la llegada de la Roja a la final, y el primer gol de la final fue del primero, con asistencia del segundo. Pero eso no ha dejado de lado que la opinión pública se adentre en quiénes son y de dónde vienen.
Poca gente en España sabía hasta hace poco dónde está Mataró, o que Rocafonda es un barrio de clase humilde. Ahora sabemos hasta el código postal. Y lo sabemos porque Lamine Yamal ha reivindicado su origen haciendo el gesto 304 cuando celebró sus goles. También sabemos que su madre es de Guinea Ecuatorial y su padre de Marruecos y que acaba de terminar cuarto de la ESO. De Nico, incluso sabemos que sus padres entraron a España procedentes de Ghana saltando la valla de Melilla hace justo 30 años.
Ambos han sido usados como ejemplo de superación, se han convertido en un símbolo, pero lo cierto es que es evidente que ayudan (o deberían) a normalizar el fenómeno migratorio en nuestro país. En pleno debate sobre el reparto de menores en España, cuando las críticas proliferan por los partidos más extremos, ayer celebraban el gol del hijo de un inmigrante. De esos que ellos llaman “ilegales”. Mientras estos callan porque no encaja en su discurso una cosa y la contraria, Irene Montero sembraba la polémica hace unos días cuando, en boca de muchos, utilizaba los goles de la selección y cometía el error de hablar de dos jugadores racializados (y uno de ellos era Dani Olmo). De hecho, la izquierda española ha hecho bandera de esta circunstancia en pleno debate político por la modificación de la Ley de Extranjería.
En general, en Twitter la gente se abalanza sobre los políticos que comentan el fútbol desde una perspectiva política, pero lo cierto es que siendo un deporte que mueve tantas masas y con tanta transversalidad social… no, no es solo fútbol. Una de las imágenes de la jornada nos la dejó el Rey Felipe VI y la Infanta Sofía cuando en un gesto de normalidad (no apropiado según el protocolo institucional) saltaron como un resorte en la celebración del gol de España mientras el Príncipe de Gales se llevaba las manos a la cara.
En definitiva, la visibilidad de personas como Lamine o Nico ayuda a una mejor sensibilización de la población con las personas migrantes y es evidente que el fútbol tiene una clara vinculación con la política y que el consenso que genera la selección es algo que está al alcance de muy pocas cosas.
Y si en Europa y España el debate ha estado marcado por el fenómeno migratorio, en la Argentina de Milei, con una polarización política muy marcada, el spot de la AFA es pura comunicación política.
En una pieza de 1:42 apelan al paralelismo de conceptos futbolísticos con políticos (uniendo izquierda con derecha, los del campo con los del pueblo etc.) incluso cabe también una alusión con imágenes de archivo al fenómeno migratorio (“orgullosos de ser un país de puertas abiertas”). Es mejor que pasen y vean…
Como diría Nieves Concostrina, “acontece que no es poco”.
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