La Policía Canaria y los enanos

Pidió el Mencey a sus tropas que sean amables como nuestra gente, que estén al lado de los ciudadanos. La primera misión será cubrir las fiestas lustrales de La Palma. Me cuentan que no mandarán a los cien policías, que sólo irán cuarenta. Será difícil estar al lado de los ciudadanos, no podrán cumplir su primera misión. Porque si van a las fiestas palmeras, y tenemos en cuenta que hay treinta enanos, como mínimo habrá que poner un agente por enano. Así que sólo sobran diez para proteger a los miles de palmeros y foráneos que acuden a la fiesta. Empezamos con una misión complicada, mi Capitán.

Si tenemos a cuarenta policías protegiendo a los enanos nos quedan 60 para repartir en todas las islas, para que cumplan esa misión que el Mencey Paulino repitió esta misma semana en 59 segundos: que vigilen las puertas de los institutos. Tampoco me salen las cuentas: si dividimos 60 entre 1142 colegios e institutos me sale a 0,05 policía por centro escolar, no toca ni un cachito de porra. Menos mal que los estudiantes están de vacaciones, aunque los camellos supongo que no libran, así que habrá que vigilarlos también. Como para depender de 0,05 agente por esquina de centro escolar, espero que Carolina Darias no haya mandado a todos sus policías y guardia civiles de vacaciones esta semana que sale nuestra policía amable a la calle.

Dirán ustedes que me estoy tomando a broma esto de la policía canaria. De acuerdo. Pero no pretenderán que un servidor se tome en serio un asunto que no se toma en serio el presidente del gobierno. Porque cuando habla de utilizar la policía canaria para combatir el trapicheo de droga en los colegios el presidente sabe que entre las funciones del cuerpo autonómico no está la de perseguir los delitos contra la salud pública. Sólo pueden hacerlo como refuerzo de las fuerzas de seguridad del Estado y con permiso de éstas.

Hablemos en serio de la policía canaria: en el Boletín Oficial del Estado del lunes 2 de marzo de 2009 en la página 21570 está publicado el acuerdo de la Comisión Bilateral Canarias-Estado en relación a las funciones de la policía autonómica canaria. En ese acuerdo se habla de las funciones de los agentes canarios y se suprimen buena parte de las pretensiones que tenía Coalición Canaria. Se deja claro que : “no son atributivos de funciones ni por tanto pueden interpretarse como definitorios de un modelo que pueda exceder del que la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad establece, por lo que las funciones del Cuerpo General de la Policía Canaria se delimitan de acuerdo con lo establecido en el artículo 38 de la citada Ley Orgánica.”

Ese artículo 38 deja claro que las funciones propias de la policía autonómica están relacionadas con el cumplimiento de las normas dictadas por la comunidad autónoma: medioambiente, comercio, patrimonio? En Canarias no se legisla sobre el Código Penal ni sobre tráfico de drogas. También ese artículo 38 habla de la vigilancia de los edificios. Las funciones que pretende Paulino Rivero sólo se pueden hacer de forma complementaria a las fuerzas de seguridad del Estado.

Para que no haya ninguna duda soy partidario de una policía canaria, de una sanidad canaria, de una banca canaria, de una educación canaria. Creo en el máximo autogobierno para las islas. Quienes no creen en el autogobierno son los que llevan 20 años coaligados al partido más centralista del Estado, al que lleva los estatutos de autonomía que avancen en el autogobierno al Tribunal Constitucional. Quienes no creen en el autogobierno son los que gobiernan una de las pocas comunidades autónomas que no han actualizado su estatuto de autonomía. Quienes no creen en el autogobierno son los que en época de recortes presupuestarios no contratan trabajadores sociales para atender a la gente que más lo necesita y montan una policía sin funciones propias, que sirve para un desfile, para formar filas al ritmo del arroró, o para proteger a 30 enanos que bailan a una Virgen. Ellos son los que se toman a broma a la Policía Canaria.

Juan García Luján