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El PP no cree en la sanidad pública ni en la dependencia

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Hoy en día cuando las ideologías políticas de centro, de derechas o progresistas de izquierdas, se dejan a un lado para gobernar un país y son sustituidas por las teorías económicas que imperan en el mundo y que no son otras que el libre mercado y el neoliberalismo más radical, no es fácil poder distinguir en lo que nos puede ofrecer un partido u otro para así poder emitir un voto con conocimiento y que pueda cumplir con las expectativas que esperamos de cada uno de ellos.

Es claro que la izquierda y el centro izquierda o social democracia en Europa y también en España ha difuminado tanto su discurso para adecuarlo a la economía real, de tal manera que, incluso a veces, parece que no tiene discurso alguno o que en otros se asemeja mucho al de su rival político de derechas. Pero dicho esto también es verdad que a la hora de gobernar si existen diferencias entre unos y otros, diferencias a veces sustanciales en los enfoques que se tienen de algunas materias; por ejemplo de la enseñanza, de la sanidad, de los servicios sociales, de la dependencia, de la igualdad, de la religión etc.etc., pero no sólo diferencias ideológicas que es claro que existen, sino diferencias económicas, es decir, en los destinos que se le dan a los dineros públicos y las prevalencias que se tienen a la hora de distribuir esos dineros a un determinado fin o a otro, que no es cosa poco importante. En definitiva no estoy diciendo nada nuevo sino que la distribución de la riqueza de un país depende enormemente del color político que tenga el gobierno de turno de ese país y en España eso, que ya lo tenía claro desde hace muchos años, me lo reafirma ahora este gobierno del PP con sólo un año y medio de gobierno.

El 20 de Abril de 2006 el Gobierno de Zapatero aprobó el Proyecto de llamada Ley de Dependencia que fue aprobada por el Parlamento el 30 de noviembre de 2006, una ley que a mi juicio es de las más importantes de nuestra democracia porque establece un sistema de ayudas, carente hasta ese momento en nuestro país, que pone las bases fundamentales para atender a todas aquellas personas que sufran alguna discapacidad, física, psíquica en los distintos grados que establece la citada ley y una atención económica y de cotizaciones a la seguridad social de aquellos que se dedican a cuidar de esos dependientes, sean familiares o no. Es una ley que marcó un hito en la política social y asistencial de nuestro país y cuyo desarrollo se tenía que ir dando poco a poco en el tiempo en la medida que se le fuera insuflando las partidas económicas necesarias y así se irían incorporando al sistema todos aquellos ciudadanos que lo necesitaran.

Ahora vemos con absoluto asombro e indignación que los dependientes, esos que no pueden valerse por sí mismo, los más vulnerables de nuestro país se les niega en algunos casos, una asistencia digna, una atención familiar remunerada decorosa. Esos enfermos que nos miran a la cara como diciendo?menos mal que estás ahí, hija/o, esposa/o o hermana/o, están siendo de los más afectados por los tijeretazos de este Gobierno que no piensa en otra cosa sino en reducir un déficit a costa de lo que sea. Y me pegunto yo, que puede entender de estos problemas una ministra de sanidad, la Sra. Matos, que se mueve en un nivel económico en el que regalar un Jaguar parece que es normal, qué sensibilidad puede tener a todos esos problemas. Los recortes presupuestarios, la reducción de las cantidades económicas para los beneficiarios, la reducción de la prestación económica de cuidados en el entorno familiar, etc etc., está dejando a Ley de Dependencia agonizando sin que nadie en este gobierno tenga la más mínima sensibilidad por nuestros enfermos, y eso, sin mencionar que todo este sistema crea y de hecho lo estaba creando miles de puestos de trabajo, que ahora, por la vía de los recortes también se están destruyendo.

Y de la Seguridad Social otro tanto de lo mismo, hemos estado orgullosos de tener uno de los mejores sistemas públicos de Europa y quizás del mundo en asistencia sanitaria y nos lo estamos cargando, incluso en aquello, en lo poquito, que somos los primeros nos lo queremos cargar, pero ojo, aquí también hay ideología por medio, que nadie se engañe. Lo que se quiere es debilitar a la Sanidad Pública para favorecer a los lobbies privados de la Sanidad que ya campan a sus anchas en algunas comunidades como la de Madrid o la de Valencia y para eso sólo tienen que recortar en la Sanidad Pública para que hayan más listas de espera, para que el enfermo se desespere y termine acudiendo a una clínica privada aunque tenga que sacar el dinero de donde sea o quizás para que terminen haciéndose, los que puedan, un seguro privado en una compañía que, seguramente, tendrá acciones en esa clínica privada y así poco a poco, sin prisa pero sin pausa se va debilitando y desmantelando un sistema público de sanidad para darle prioridad al sistema privado o a las clínicas privadas.

Es verdad que siempre se han desviado pacientes a las clínicas privadas en la medida que el sector público no lo podía asumir todo, pero lo importante se realizaba por la Seguridad Social en sus hospitales públicos. Ahora basta con recorrer la ciudad para ver que en cada esquina existen, clínicas de rehabilitación, asistencia sanitaria privada y lo que es más llamativo, las clínicas privadas emprenden unas reformas y ampliaciones en sus instalaciones nunca vistas hasta ahora, como es el caso de la clínica San Roque que casi copa ya toda una manzana, más que triplicando sus servicios a costa de la importante facturación a la Seguridad Social, así como Hospiten en Tenerife que se convierte en el grupo médico de referencia del Club Deportivo Tenerife, es decir, la sanidad privada está en sus mejores momentos con un auge cada vez mayor al contrario de la sanidad pública que cada vez se le acumulan más los problemas por los importantes recortes llevados a cabo por el gobierno del PP. Sólo gracias a los profesionales de sanidad, que con el afán de mantener con dignidad el sistema, aportan sus conocimientos, profesionalidad y su lucha por una sanidad pública digna y que pueda seguir siendo la envidia de toda Europa, como un servicio público y no como un negocio que enriquece a las grandes empresas que se mueven alrededor de la salud de los ciudadanos. Si nos quedamos con los brazos cruzados, nos encontraremos al paso de los años con que -el que puede, puede y el que no a la mendicidad- ¿no les recuerda ustedes esto al sistema de algún país? En Madrid y en Valencia tenemos la avanzadilla, la experimentación de lo que quieren hacer con la salud de todos nosotros, por eso, como usuarios tenemos que estar al lado de los sanitarios saliendo a la calle con ellos para defender lo que queremos para nuestro sistema de salud. De otra manera, cuando nos demos cuenta, la sanidad española no se parecerá en nada a lo que tenemos

Vuelvo con ello a que las ideologías son importantes a la hora de definir lo que se quiere y explicado está en estos dos ejemplos, la Ley de dependencia y la Sanidad Pública, aunque a veces no se diferencien en la práctica real del día a día, pero no cabe duda que hay diferencias y que van a influir de manera importante en nuestras vidas ahora, o en la de nuestros hijos y nietos en el futuro, por eso hay que tenerlo en cuenta para poder elegir bien la opción política adecuada porque cada uno tiene una ideología determinada de la sociedad y de la vida.

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