Del secreto (ibérico) a la presa

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La derecha carpetovetónica española solo coincide con el PSOE cuando ambos votan subir el sueldo de sus señorías y cuando vetan una comisión de investigación por el espionaje de políticos españoles y sobre todo de líderes independentistas catalanes. 

Cuando un partido que se dice socialista y obrero coincide en este tipo de votación con la derecha y la ultraderecha españolas es para hacérselo mirar. 

Mientras nuestro paisano Juan Fernando López Aguilar, eurodiputado socialista, defendía hace unas semanas la creación de una comisión de investigación en el Parlamento Europeo por el espionaje de Pegasus, aquí en España otro paisano, Héctor Gómez, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, justificaba el rechazo a esa misma comisión nacional. 

Los portavoces socialistas, sean paisanos o no, tendrían que ponerse de acuerdo y coordinarse mejor en estos asuntos que al parecer valen en Bruselas y en Estrasburgo pero no en Madrid. 

La función pública debería ser siempre transparente y no esconder su opacidad embutida en secretos de Estado. Nadie está pidiendo que se revelen esos secretos ibéricos pero la ciudadanía debería conocer por qué se actúa de una manera u otra ya que en una democracia las cosas públicas merecen luz y taquígrafos. 

No se trata de levantar el secreto de sumario de una investigación judicial pero las personas espiadas tienen también sus derechos básicos y constitucionales. Entre los dos partidos que conforman el Gobierno de España hay ciertos mosqueos y tiranteces.

Cuando el PSOE crítica a un ministro de Unidas Podemos por recomendar la reducción en el consumo de carne, algo absolutamente razonable porque también lo recomienda la Organización Mundial de la Salud aunque no el lobby ganadero, los socialistas lo excusan como algo normal, pero cuando Unidas Podemos critica a una ministra por la participación de España en la guerra de Ucrania o por el espionaje de Mortadela y Filemona se arma la de Dios, se hacen cruces, se rasgan las vestiduras, claman al cielo y gritan que ha habido deslealtad institucional.

Son varas de medir distintas. La ley del embudo, fonil en Canarias. Lo ancho para mí y lo estrecho para ti. Si quieren hacernos creer los espías que todas esas intercepciones de los teléfonos móviles están legitimadas por órdenes judiciales es que nos toman por tontos. Seguro que algunas sí pero no todas. 

Desde el gobierno, el sector mayoritario sigue apostando por la opacidad y el secretismo mientras que el minoritario prefiere la transparencia y la claridad. Cuando el presidente Sánchez coincide con la derechona más radical no es por casualidad sino porque hay políticos y políticas que tienen algo gordo que escondernos y entre ellos se tapan creando una impostada unidad. Como cuando se suben el sueldo de manera cómplice. 

No hay que confundir a Unidas Podemos con podemos unidos. El PSOE y las tres derechas pueden, unidos, rechazar una comisión de investigación y también pueden subirse el sueldo pero los ciudadanos no les pagamos precisamente por eso. 

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