Espacio de opinión de Canarias Ahora
La Silbadera
Hace ya unos cuantos años que conocí el lenguaje silbado en uno de los cursos de iniciación que imparte la Asociación Cultural y de Investigación de Lenguajes Silbados Yo Silbo, en los que además del hecho de comunicarnos silbando, aprendemos muchos aspectos de este apasionante y ancestral sistema de comunicación. Todo lo que aprendemos, nos da herramientas para enseñar, luego, al resto de personas que se interesan en conocerlo y practicarlo, con lo que acabé siendo monitor en mi zona de manera presencial y de manera telemática cuando nos vimos obligados a reinventarnos por la pandemia.
Los distintos trabajos de investigación y las entrevistas a informantes silbadores mayores que utilizaron el silbo por necesidad, o que recuerdan escuchar como lo utilizaban personas mayores que ellos, son un tesoro vivo que nos aportan más pistas sobre las características propias del silbo de cada región, isla o de zona concreta de alguna isla donde se practicaba.
Cuando queremos enseñar a una persona a comunicarse silbando, obviamente, tenemos que empezar a enseñarlo a emitir un silbo potente que se escuche a distancia, si nunca aprendió a silbar. A este fenómeno le llamamos “romper el silbo” y es la antesala indispensable para poder seguir los pasos que nos lleven a comunicar vocales y consonantes, que formarán sílabas que acaban siendo palabras con las que formamos las frases más o menos complejas que nos permitan comunicarnos. La mayor frustración para un monitor de silbo es que no se llegue a producir el hecho de “romper el silbo” y que el alumno desarrolle, solamente, la capacidad de entender (entendedera) pero no pueda ser el emisor del mensaje, con lo que es probable que se desmotive y acabe abandonando el curso.
En unos de los encuentros con el lenguaje silbado celebrado por la Asociación, empecé a escuchar hablar a los compañeros más veteranos de la existencia de unos silbatos con los que se podían emitir palabras como hacemos con el silbo. Esto fue en El Rosario, en Tenerife, y me despertó el interés ya que tenía compañeros y compañeras que no llegaron a romper el silbo o a tener un silbo limpio y con la potencia suficiente. Allí, incluso se habló de hacer alguna reproducción en alguna impresora 3D, ya que no es una cosa que se pueda compartir por razones higiénicas.
Mi naturaleza “desinquieta” me hizo buscar información al respecto. Encontré por Internet algunos tutoriales de cómo hacer silbatos modulables con chapas de botellas que realmente funcionaban para la finalidad que buscaba, solo que, al tiempo, esas chapas se oxidaban y dejé de usarlas por motivos higiénicos nuevamente. Incluso, acabé comprando un silbato que comercializa la marca Acme para entrenamiento de perros pastores ovejeros, ya que en apariencia era muy similar a la chapa doblada y perforada.
En otro encuentro con el lenguaje silbado organizado por Yo Silbo y celebrado esta vez en Haría (Lanzarote) intercambiamos impresiones al respecto con el compañero investigador y bioacústico francés Julien Meyer que suele acompañarnos en los encuentros e ilustrarnos con sus interesantes charlas. Pues al mostrarle los silbatos que había fabricado y mostrar interés por ellos, me habló de su experiencia con los pastores de la zona de Topares, en Andalucía, ya que ellos usan un silbato fabricado con restos cerámicos para comunicarse entre ellos y con el ganado. Este y otros sistemas para comunicarse a distancia como son la técnica de la hoja silbada, aparecen en su libro Whistled Languages, publicado en el año 2015.
Al conocer el silbato y sus características, ya que están documentados también como lenguaje silbado en la página de la junta de Andalucía como uno de los tantos aerófonos que fabrican en la zona.
En esta página web tienen documentada incluso las dimensiones y el proceso de fabricación del aerófono, por lo que una vez más me aventuré a fabricar algunos y nuevamente se demostró su eficacia para emitir fonemas que simulan el lenguaje hablado. Pero al ser un proceso muy laborioso y no reversible en el caso de perforar mal los agujeros el hecho de hacerlo con restos cerámicos, por lo que opté por modelar el barro.
Al tiempo le pasé la información al compañero que por aquel entonces fuera mi alumno Otoniel Palmés ya que aparte de compartir esta pasión por el silbo, tenia una impresora 3D y conocimientos de su manejo, con lo que acabó imprimiendo un prototipo con plástico atóxico y apto para el fin propuesto.
Aparte de los modelos comentados, experimenté con distintos materiales como corcho, acero, aluminio, madera, pasta de modelas e incluso con tapas de plástico de un pendrive... Todos sonaban, pero unos con más o menos sonoridad y potencia.
Iniciado el curso de lenguaje silbado online tele-presencial 2021-2022 impartido por Yo Silbo y siendo mi co-monitor Otoniel Palmés, tuvimos como alumno a Carmelo Palmés, que era su padre y se conectaba desde Fuerteventura. En la fase en la que los compañeros empezaban a romper el silbo, a Carmelo le estaba costando y entre otros motivos, por asepsia, optó a recurrir al silbato fabricado por su hijo y con el que había escuchado jugar a sus nietas. Nosotros siempre hemos dicho en los cursos que la posición de dedos al silbar e incluso el no usar dedos para silbar era una cuestión personal e irrelevante mientras se modulara el sonido correctamente y tuviera la intensidad de sonido necesaria para comunicarnos a distancia. Y así fue como este alumno empezó el curso con su silbadera impresa en 3D.
A medida que el curso avanza y pasamos de silbar vocales y empezamos a silbar consonantes, noto que a Carmelo le estaba costando más que al resto emitir, pensé que teníamos que mejorar ese prototipo y experimenté doblando un trozo de metacrilato de 1,5 mm de grosor dejando la un espacio intermedio y perforando de lado a lado el material. Esta característica es común en todos los silbatos modulables que había fabricado hasta entonces, pero este no se oxidaba como los de chapa.
Coincidiendo con estas fechas aproximadamente, los compañeros de la Asociación Silbo Herreño, habían entrevistados a Don Fidel Padrón que relataba como ellos fabricaban silbaderas con latas de aceite para poder seguir comunicándose silbando cuando empezaban a tener problemas de dentición con la edad, cosa que me pareció muy revelador porque demostraba un uso tradicional y la importancia que tenia el silbo en esa época.
Al fabricar el prototipo de metacrilato con forma triangular, y jugando con la similitud de la palabra silbadera y pintadera, opté a diseñar la pieza con una estética digna de ser llevada como collar y con la funcionalidad de tenerla a mano cuando hiciera falta y en condiciones higiénicas.
Este modelo dio muy buen resultado demostrando su eficacia ya que el alumno que me inspiró a mejorar los anteriores, empezó a evolucionar hasta el punto de silbar hasta las erres, que poco silbadores son capaces de silbar. De ahí el hecho de que se presente como posible recurso didáctico. Aparte de ser funcional, despertó gran interés por su estética entre gente que ni siquiera eran silbadores, ya que el simple hecho de llevar un silbato encima, puede ser útil como es el caso de la equipación de seguridad para senderistas. O simplemente como un juguete ruidoso para niños, pero con identidad.
Se fabricaron varios lotes experimentando con distintos grosores de agujeros, con mayor o menor vicelado y grosor del espacio intermedio (calibre), consiguiendo sonidos más agudos o más graves, igual que pasa con el silbo dependiendo de las características físicas del silbador o silbadora.
Los de la asociación Silbo Herreño se mostraron interesados y me hicieron un pedido de silbaderas para probarlas y yo les comenté la posibilidad de personalizarlas con la forma de las que describía Don Fidel en su entrevista y con la imagen de su asociación. Mi intención era darle la forma rectangular que recorta el silbador herreño Don Fidel de la lata de aceite y fabricadas con un metacrilato bicapa de acabado aparentemente metálico
El resultado fue igual de efectivo y muy estético ya que se hicieron con la misma intención, pero personalizados. Curiosamente, al mostrarle la silbadera (moderna) a Don Fidel, confesó que realmente él nunca lnecesitó, pero que había aprendido a hacerla de niño, de silbadores mayores.
Meses después, escuchando otra entrevista a otro silbador herreño Don Gabino, de Las Casas. El Pinar), me percaté de que este describía como hacía la silbadera también pero de otro material... Almira de pino. Al indagar sobre ese material resultó para mí una sorpresa que ya lo describía el compañero David Díaz Reyes en su libro El Lenguaje Silbado en La Isla del Hierro, en su primera edición publicada en el año 2008. La almira de pino es la corteza del tronco del pino canario. Yo había leído el libro, pero pasó desapercibido para mí este valioso dato. Y digo valioso, porque aparte de toda la información relevante y desconocida para muchos canarios que contiene el libro, demuestra junto con los testimonios actuales de silbadores herreños, que el uso de la silbadera era común y generalizado no solo en caso de problemas de dentición, sino como recurso didáctico de iniciación al lenguaje silbado.
Pues una vez más despertó mi curiosidad el relato del silbador herreño que describe como hacía la silbadera con la corteza del pino y me acordé que hacía 17 años, me había traído un trozo de este material encontrado en la Hoya del Morcillo y su imponente pinar, con el que recorté la silueta de la isla a modo de recordatorio de ese viaje en familia. Y había que probar, ya que este si es un material más noble y antiguo que la chapa de una lata de aceite que fabrica Don Fidel. Además que el silbador relata en su entrevista que llegaba el sonido más lejos que silbando con dedos..
“Con un cacho de almira de pino, lo hice en redondo así y lo ahuequé. Y le hice un bujero en el centro. Y por ahí silbaba también... ” (descripción exacta de Don Gabino, de Las Casas. El Pinar).
Efectivamente, este material es muy válido para fabricar el aerófono ya que es una especie de corcho denso, resistente, fácil de trabajar y ligero. Además, al ser esponjoso, no resbala con la saliva al usarlo y vibra con mayor facilidad.
Solemos decir en las exhibiciones o muestras de silbo, que este es el sonido más intenso que puede producir el cuerpo sin ayuda de agentes externos, pero como siempre que hablamos del ingenio humano, hay excepciones y estos aerófonos, pitos, bocas, silbaderas o como lo quieran llamar son un ejemplo de ello y creo que han pasado un poco desapercibidos entre los numerosos estudios sobre lenguajes silbados que se han realizado. Como silbador y monitor, siempre he considerado secundario con que dedo silbe mi interlocutor, o si silba sin dedos, o con una silbadera... Entre otras cosas porque a distancia ni se le ve y lo importante es el sonido que emite... Lo importante es que se haga entender como emisor y que me entienda como receptor para que la comunicación sea efectiva.
Funcionamiento y modo de uso
En cuanto a su funcionamiento, el sonido lo produce la turbulencia entre el aire expulsado por el orificio superior y el inferior en busca de la salida.
Si tuviera que hacer unas instrucciones de cómo utilizar una silbadera enumeraría los siguientes pasos;
1- Apoyar la lengua en el lomo donde dobla los dos lados de la silbadera.
2- Introducir los dos agujeros equidistantes por dentro de los labios y los dientes (no tapar el paso del aire) sin dejar de apoyar la lengua en el lomo.
3-Expulsar el aire con potencia sin taponar el paso del aire por ninguno de los dos agujeros que crean la turbulencia, ni la ranura de salida del sonido.
4- Al igual que hacemos al silbar, los tonos de las vocales los cambiamos con el movimiento de la mandíbula, la lengua y la cavidad bucal.
5- Las consonantes, al igual que en el silbo también las conseguimos imitando el habla con labios, garganta, lengua y paladar.
Bibliografía
DÍAZ REYES, D. (2008). El lenguaje silbado en la Isla de El Hierro. Santa Cruz de Tenerife, España: Excmo. Cabildo Insular de El Hierro.
MEYER J. (2015). Whistled Language. A Worldwide Inquiry on Human Whistled Speech. Berlin, Alemania: Springer.
MEYER, J, & DÍAZ REYES, D. (2017). Geolingüística de los lenguajes silbados del mundo, con un enfoque en el español silbado. Grenoble, Francia: Géolinguistique, (17), 99-124.
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