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Tren, no gracias...si es obligatorio (en defensa de la libertad) por Óscar Pablo Santos Fernández
La inteligencia creativa, como soporte de la capacidad y el logro de dominar dicha naturaleza, es lo que nos permite ser una especie evolutiva y adaptativa como ninguna otra en este planeta, el estadio social evolutivo de la humanidad ha pasado por el salvajismo, la edad de piedra, bronce, hierro, la sociedad agrícola, el nomadismo, el sedentarismo, el comercio etc, etc, etc, todo ello para terminar en una era actual denominada de la información y/o el conocimiento, después de la cual podrían venir la de la inteligencia, luego la de la brillantez y por último la de la idea feliz, a lo mejor cerramos con esta última el círculo homínido, en vez de árbol será una sociedad manto la que nos arrope y permita desarrollar sólo aquellas ideas que se consideren de salto cualitativo.
Y es aquí donde está el problema real, la encrucijada, le carrefour? la pervivencia de la estructura mental industrial en nuestros dirigentes políticos, económicos, sindicales y sociales; resistencia al cambio, horarios rígidos, estructuras jerárquicas, producción no creativa? estas máximas son las que siguen dominando nuestro sistema organizativo y productivo. El miedo que la puesta en marcha de una nueva estructura socioeconómica de bits plantea ha de ser superado. El control a priori debe modificarse por la evaluación a posterioiri, la creatividad frente a la tutorización, la multiplicidad de formas frente a la uniformidad, la adaptación a variantes necesidades frente al servicio estándar.
Nicholas Negroponte, gurú del media lab del MIT hace ya muchos años (de acuerdo al ritmo actual), lo exponía en un libro de biblioteca básica para nuestros dirigentes y gobernantes, “mundo digital”, trata de la comprensión e interiorización de la existencia de dos mundos complementarios y con unas sinergias desconocidas pero infinitas en este momento, el mundo de los bits y el mundo de los átomos? “No tiene sentido la existencia atómica de todo aquello que es susceptible de convertirse en bits”, si Demócrito levantase la cabeza diría “¡claro, claro!”. Este es uno de los paradigmas, no máximas, trasversales a incorporar a la estructura mental como una constante proactiva en la actitud ante el enfrentamiento de desarrollos, problemas, situaciones rutinarias, etc. Por que de lo que hay que hablar es de problemas de estructura mental dirigente y gobernante con paradigmas de funcionamiento viejos, lo cual choca de forma continuada con una sociedad que exige actualizadas formas de actuación. Ya no es que sea viejo el perro, es que hasta el collar es decimonónico, y la población general es vigésimoprimonónica en los bienes y servicios que solicita.
El planteamiento de eliminación del automóvil, uno de los principales símbolos de expresión de la libertad del ser humano, y sin libertad no habrá igualdad y no viceversa, en una era tecnológica, no puede plantearse de ninguna manera, obligando al mismo a la utilización del trasporte colectivo. La introducción de sistemas de trasporte individuales fotovoltaicos, eléctricos, que funcionen a una menor velocidad, etc, pero que sigan permitiendo la libertad de movimiento 24 horas 365 días, es obligación de los dirigentes para con los ciudadanos, la cárcel psicolocomotora, como tal es el movimiento en trasporte colectivo, no puede ser permitida con la introducción obligatoria de su utilización en el largo plazo.
Urge la realización de un estudio, pero la intuición indica que entre un 25 y un 50% de los ciudadanos podríamos realizar la mayoría de nuestras actividades desde casa, si invirtiésemos el dinero de infraestructuras en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). La dotación de una sobrada red de TIC para cada hogar hará que la utilización del coche sea mínima.
En una sociedad basada en TICs y con una buena logística de átomos no tendríamos que ir a los supermercados, ni a los centros comerciales a comprar artículos de lencería, perfumería, bisutería, moda, calzado. Los niños podrían recibir sus clases en la propia casa, y los maestros podrían darla desde la suya. No sería necesario ir al médico en múltiples ocasiones, etc, etc, etc. Realmente saldríamos de casa para las actividades de ocio, no para el negocio. Un ejemplo de la posibilidad de este camino son los bancos y las líneas aéreas, máximos exponentes de lo que ha supuesto la revolución de las TIC en cuanto a la desaparición de infraestructura innecesaria en un mundo organizado por bits. Un ermitage para cada ciudadano, del que salir cuando es obligatorio por razones profesionales, y cuando es deseo por razones personales o sociales.
La reducción del consumo energético, fundamentado en el cambio del modo de vida, en cuanto a movimientos innecesarios, junto con la implantación de energía eólica y fotovoltaica, centrales hidráulicas marinas e incluso el planteamiento de una central nuclear como parte del diálogo, reduciría la temida dependencia de la energía fósil, cuyos usos para material básico son ahora mas importantes y precisos que como mera energía.
Es necesario el cambio de paradigmas y máximas que moldean nuestra estructura mental a la hora de tomar decisiones, que en la actualidad siguen partiendo de premisas que son de la era industrial. No permitan que el virus de la inmediatez y el bombero predominen a la hora de enfrentar los problemas, y nos siga empujando a decisiones temporales que se convierten en definitivas. Quieren realmente sobrevivir en el futuro, apúntense a las TIC, es un buen comienzo.
Las nuevas formas de ejercitar el poder han de sofisticarse y cambiar. ¿Hay miedo a que el ciudadano sea realmente dueño de su libertad?. ¿A que haga lo que le apetece cuando le apetece?. ¿A que determine él su propia forma de vida, trabajo, etc?, ¿a no tenerlo, predeterminado?... ¿Cuáles son los intereses de la inexistencia de redes de comunicaciones potentes?, ¿Económicos por parte de los lobbies de telecomunicaciones, o de política inconsciente que se orienta a no dotar de herramientas de control sobre su vida a los ciudadanos?.
Las actitudes, máximas, paradigmas de funcionamiento de los dirigentes y gobernantes han de incorporar que 1984 es algo lejano y totalmente incorporado al acervo estructural rutinario, la creencia de que se está en fase de implantación de ello deriva en una falta de creatividad e imaginación que es contraria y hasta paradójica con la libertad de expresión existente, la cual irónicamente podríamos plantear si es necesario mantenerla para los pocos frutos que la misma da desde la óptica del presente artículo. Como juego sociodialéctico se puede plantear la implantación temporal de una dictadura totalitaria cibernética, de forma que logremos la consolidación de una infraestructura potente de TIC, con un cambio de paradigma en la performance social diaria, en cuanto forma de vida y trabajo, así como en el trasporte y consumo energético asociados.
De todas las orientaciones denominadas progresistas una de las más peligrosas para la libertad no es aquella que dice, sino que cree, que actúa por el beneficio social imponiéndonos un modo de vida, en vez de dotarnos de un gran número de herramientas que nos permita organizarla a nuestra manera y forma de entender, esta es la colectivista filofascista por la siniestra. Tanto en lo material como en lo que no lo es, la libertad del ser humano implica dotarlo de las herramientas necesarias para que el mismo organice su vida a su mayor conveniencia, esta es la función de los dirigentes actuales, no como paradigma supremo, pero casi; el día que entiendan e incorporen esto a su forma de actuar se les empezará a respetar de nuevo.
La modificación obligatoria de los hábitos de vida de los ciudadanos en el largo plazo choca con la libertad. Es peligroso convertir en una opción sociocientíficamente plausible la puesta en marcha de un servicio no claramente necesario y no claramente justificado, con un trasfondo económico que si de nuestro propio bolsillo tuviese que salir tendría opción negativa.
Ya lo decía Rothschild, y también D. Benito Navarro, Tejedano de pro, en cualquier asunto “no soy partidario de poner todos los huevos en la misma cesta”, en cuanto al tren como alternativa de trasporte una pregunta es ¿no es este un huevo equivocado?.
Consigamos que fomento invierta los 1.000 o 1.500 millones de euros del tren en dotar a la isla de una red de TIC a 50 años vista, eso si será un auténtico progreso, dinero bien invertido y un salto cualitativo para esta sociedad isleña. Harán más feliz la vida a la gente, incrementarán el potencial socioeconómico, y sobre todo dotarán a la población de la herramienta básica para hacerse dueño cada uno de su propia vida. ¿Es comparable el avance social que supone el tren con el avance que podría suponer una buena infraestructura de TIC?. La isla es un ecosistema socioeconómico perfecto para realizar experiencias piloto, por la capacidad multidimensional de monitorización que la misma aporta, el experimento está servido. El tren, dada su embriogenia, podría considerarse hasta de una ética y una visualización obsoleta; de ponerlo en marcha que sea soterrado en su totalidad, un tren bala o un maglev, y con el sistema neoyorkino de metro de 4 carriles, los dos interiores para los expresos y los dos exteriores para los que tienen paradas. De tener algo quiero lo mejor. Reconocer que el aprendizaje de la técnica ferrocarrilera, con África como mercado de futuro cercano tiene su peso, pero hay alternativas de acuerdos con UTEs en la península.
Terminar con Descartes al final de su Discurso “Esta declaración que aquí hago bien sé que no ha de servir a hacerme considerable en el mundo; mas no tengo ninguna gana de serlo y siempre me consideraré más obligado con los que me hagan la merced de ayudarme a gozar de mis ocios?”
Ãscar Pablo Santos Fernández
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