Dice Fernández que a José Antonio Martín se le sometió a un juicio paralelo en la prensa, pero no fue el ex presidente uno de los que siguió a los medios de comunicación, porque en tal caso se hubiera enterado de que el teléfono intervenido donde cantó la mediación de su magistrado amigo en un trato de favor a un narcotraficante era de otro palmero de pro, Wilebaldo Luis Yánez. Pero fue más lejos don Fernando en sus acusaciones al afirmar que “si en la instrucción apareciera como imputado un aforado, como es el caso, el instructor debió inhibirse ipso facto a favor del órgano jurisdiccional competente. Y al no hacerlo podría haber incurrido en un presunto delito de prevaricación”. Basta con repasar un poquito la hemeroteca para comprobar que lo que hizo Parramón fue exactamente eso, inhibirse en favor del TSJC una vez tuvo conocimiento de las conversaciones aparentemente delictivas de José Antonio Martín. Por no afear a tan insigne analista afirmando que es incorrecto que el señor Martín “apareciera como imputado”. Porque quien le imputó sus delitos fue la Sala de lo Civil y Penal del TSJC, y no el magistrado Parramón.