Un nutrido grupo de amigos, familiares, compañeros de profesión, políticos, lectores... despidió este martes a José H. Chela en el tanatorio Tenerife, donde fueron velados sus restos desde su fallecimiento el lunes. Su compañera de estos últimos dieciocho años, Elisa, eligió una ceremonia de despedida de acuerdo con el rito budista, que ella practica y que, según explicó a todos los presentes, Chela seguía de su mano en casa dos veces al día con mucha paz. El periodista, el gastrónomo, el escritor, el idealista, no podía marcharse de manera menos esperada por la mayoría. Nos lo podemos imaginar observando la cara de asombro de muchos al escuchar la letanía monocorde budista y salir oliendo a sahumerio.