La moraleja de aquella famosa fábula del pajarito y la vaca es de oportuna aplicación a muchas cosas que ocurren en la vida pública canaria. Se trata la tal fábula, ya saben, del pajarito aterido de frío que cae en una bosta de vaca recién salida de su correspondiente horno. El animalito se debate entre quedarse allí, calentito, o tratar de zafarse de tal cantidad de excrementos agitando sus alas, que es lo que finalmente hace para que un cernícalo lo localice y se lo zampe tan ricamente. La historia tiene varias moralejas: no todo el que te llena de mierda es enemigo; si estás en la mierda, ni te muevas, que puede ser peor; y no todo el que te saca de la mierda es tu amigo ni te está haciendo un favor. Traemos a colación esta elegante y fina fábula con todo el respeto del mundo hacia la juez Zabala, actualmente sujeta a investigación penal por su actuación en el caso radios de Telde, solamente para llamar la atención sobre la tercera moraleja: cuidado, señoría, con quienes le defienden políticamente, porque si es Guillermo Reyes y sus cucas volonas, es preferible quedarse quieta. Ya sabe que puede ser peor el remedio que la enfermedad.