Se lo dijimos bien clarito a Coalición Canaria antes de que consumara su pacto con la corrupción en Telde. Más pronto que tarde volverán a las andadas los que protagonizaron escándalos aún por juzgar en aquella ciudad. Allí siguen, como si no hubiera pasado nada, el propio Mena, la alcaldesa, Mari Carmen Castellano, y el inigualable cerebro de todo lo perverso que allí pueda ocurrir, Guillermo Reyes. Y los de CC, con un virginal candidato tocando la pandereta como el chico simpático de cada tuna. Mena tiene una estrategia muy clara para estos próximos cuatro años o el tiempo que tenga poder reconocido por el grupo de gobierno: retomar expedientes que quedaron inconclusos. Para eso tiene que dejar desacreditado al gobierno municipal anterior y a algunos de los funcionarios y asesores que tramitaron muy concretas cuestiones. Además de amenazar con la Guardia Civil, ha anunciado que este lunes llevará a la Junta de Gobierno documentación con la que presuntamente demostrará que ha habido diversas irregularidades con falsificación de firmas, la especialidad de la casa. En el transfondo se adivina la silueta de un importante empresario con sonados pleitos contra el Ayuntamiento que Mena quiere resolver por el camino de la negociación sin publicidad. Sin publicidad maldita, para entendernos, que de lo que se trata es de que los que conocen los expedientes en profundidad se sientan desacreditados para quejarse.