Monísima la decoración navideña y de año nuevo que ha lucido en estas fechas la Casa Palacio insular, es decir, la sede del Cabildo de Gran Canaria. Se nota la mano de Tino Montenegro, que ha hecho un notable esfuerzo por que se note una chispa de modernidad y de buen gusto, no sólo en la decoración efímera, sino en la de muchas dependencias del edificio con más olor a naftalina que a otra cosa. Lo que no han podido solucionar en el Cabildo para que la decoración navideña y de año nuevo tuviera un remate suntuoso es que el reloj que marca las horas de Gran Canaria funcione. De este modo, es muy posible que a usted le sorprendiera la noche en pleno centro de la ciudad y llegara a sospechar que, en realidad, se trataba de un eclipse y que, gracias a la iluminación decorativa de la Casa Palacio, había algo de color por los alrededores. Pues no. Se equivocaba usted, en realidad cuando obtuvo esa fotografía eran las cinco y media de la tarde, y no las siete menos diez, como se empeñaba en esos momentos el dichoso reloj. De este modo es comprensible que ande Onelio Ramos, el líder del Partido de Gran Canaria, reclamando que ya ha llegado la hora de Gran Canaria sin que ésta termine de llegar de modo adecuado. O al menos oficialmente.