No deben estar resultando fáciles las negociaciones entre Coalición Canaria y el PSOE, y no por el acuerdo programático para gobernar Canarias a partir de la constitución del Parlamento, ni por el reparto de áreas de poder, sino por esos efectos colaterales que se supone que el pacto habrá de tener en corporaciones muy emblemáticas. Cuando todo el mundo daba por hecho que no se iba a tocar el Cabildo de Gran Canaria ante la holgada victoria de José Miguel Bravo de Laguna, del PP (catorce consejeros), afianzada por su precoz pacto con la Coalición Canaria de Fernando Bañolas (tres consejeros), va el PSOE (siete consejeros) y le dice a los negociadores nacionalistas que hay que hablar de Gran Canaria. No, que está Román por medio (cinco consejeros), respondieron los de CC, que siguen profesando una gran admiración por el ex presidente del Gobierno. Y, además, alegaron, tenemos por ahí suelto un consejero rebelde del CCN que esta dispuesto a desmarcarse. Hazme el favor, contestaron los socialistas, que ya sabemos que esa bala perdida salió de la recámara de Paulino, que le dijo a Nacho que lo soltara a trotar para que nadie se moviera en la foto. Pues entonces que Román se quite de en medio, que se vaya al Parlamento, y hacemos presidenta a Carolina Darias, remataron los muchachos de Ortiz. En eso estaban cuando los dejamos discutiendo.