Arnáiz transmite a su círculo más íntimo la consigna del no pasarán, y algunos le miran con los ojos cuajados por las lágrimas nuevas al tiempo que le colocan un casco de guerra y le animan a la rendición. El palacio está rodeado, presidente, las fuerzas leales a la democracia están a punto de entrar, le indican. Pero él no se inmuta y aprieta los dientes: hay que hacer un consejo de administración al precio que sea y colocarle a Fomento el paquete de que ellos sean los malos de la película, los que frenan el desarrollo de esta tierra tan mía. Pero Pepitomanué, ¿no has mirado a tu alrededor?; ¿has visto por ventura alguna rata aún a bordo? ¿No te has percatado, merced a tu agudeza de olfato, que aquellos que persiguen ese consejo ya se pronuncian sobre la quiniela de tus sustitutos? Enero, te dijeron, sí.