Hay algunas medidas de las propuestas en la resolución de Presidencia del 2 de noviembre de 2010 que son dignas de elogio, como ese esfuerzo que se compromete a hacer la Administración autonómica de ahora en adelante a la hora de alquilar locales sin ton ni son o poner ocho despachos a cada uno de sus altos cargos. Pero hay otras medidas que constituyen todo un tributo a la tocada de narices más innecesaria que pudieron resolverse con mejores modales. Por ejemplo, y por referirnos a la noticia que se amplió este jueves a través de agencias, no se le puede pedir a los funcionarios que aprovechen “la luz natural en aquellas dependencias donde existan ventanas” y, dos puntos más abajo, recomendar “el uso de persianas, toldos, cortinas o similares que eviten la radiación solar directa” para rebajar el consumo en aire acondicionado. Quizás podría ser más recomendable acometer un estudio serio y riguroso (a poder ser sin contratarlo a un amiguete mediante un concurso negociado y sin publicidad) de cómo optimizar las dependencias de la Comunidad Autónoma de Canarias en materia energética. Porque hay algunos edificios (incluso de reciente adquisición, construcción y/o alquiler) que se alejan una barbaridad de las normas de eficiencia que ya se utilizan en las nuevas edificaciones del tercer mundo.