Se desinflan las tensiones y con ellas las ansias de venganza y de gestos extremos. Los órganos ejecutivos de Coalición Canaria intentaban este jueves por todos los medios apaciguar al presidente de la formación en Gran Canaria, Fernando Bañolas, aún muy afectado por lo que considera una traición por parte de sus socios de coalición, el CCN de Juan Domínguez, y de gobierno, el Partido Popular de José Miguel Bravo de Laguna. Los que conocen al ex alcalde de Guía aseguran no haberlo visto así jamás por un asunto político. Se siente ofendido, traicionado, humillado por Juan Domínguez y por Bravo de Laguna, y es partidario de abandonar el gobierno insular para que jamás nadie pueda acusarlo de gobernar con un tránsfuga, como se ha autoproclamado el nuevo vicepresidente primero al abandonar motu proprio el grupo político con el que concurrió a las elecciones. Pero Bañolas se ha tropezado con su organización en Gran Canaria, que no quiere oír hablar en estos momentos de una estampida. Su compañero en el Cabildo, Antonio Hernández Lobo, es el primero que trata de refrenar esos primeros impulsos rupturistas, pero le han seguido otros correligionarios teldenses, algunos de La Aldea y otros incluso de Guía. La consigna de momento es esperar, porque hasta la comisión permanente nacional prevista para este viernes ha quedado desconvocada.