Las cosas podían empeorar en el edificio de los juzgados de Granadera Canaria, en Las Palmas de Gran Canaria, y han empeorado de lo lindo. Ya les hemos contado aquí cómo las obras de reforma que está sufriendo el inmueble han venido acompañadas de decisiones un tanto peregrinas, como trasladar el Registro Civil sin las mínimas garantías de seguridad para los documentos que éste alberga, y mandar a la gente al quinto pinto a resolver asuntos de ese ámbito. Por no hablar de la invasión de pulgas, que quizá haya de atribuirse también a las reformas, sin que lo podamos confirmar plenamente a día de hoy. Pero lo que nunca pudimos imaginar es que los cerebros que están programando las reformas hayan sido capaces de dejar al edificio sin baños para los usuarios y sin ascensores.