Pero no sólo habla más alto que el común y más de la cuenta el senador por Gran Canaria en los trenes de alta velocidad. También lo hace en la zona de primera clase de los aviones que van y vienen de Madrid, en la terraza del hotel de igual nombre y en donde le cuadra colocarle un rollo al que trinca por delante. Lo mismo pone cara de enterado cuando se le pregunta por la actual gestión de Jerónimo Saavedra en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que acusa a alguien de estar defendiendo los intereses de un lobby urbanístico e inmobiliario ¡de su propio partido! En él están asombrados por su peregrina teoría sobre la dimisión de un director de gobierno de Urbanismo, y se echan las manos a la cabeza cuando conocen sus intenciones de venir de nuevo.