Otra vez tuvo que intervenir el presidente del Parlamento para reponer la legalidad y el sentido común en la reunión de la Mesa de la Cámara. Sus señorías no llegaron muy relajadas tras las vacaciones, lo que obligó a Antonio Castro a mediar e incluso a pedir favores personales. El portavoz de CC, José Miguel Barragán, que quiere potenciar el gofio (suponemos que él se abstendrá) quiso imponer la fuerza de los votos para impedir que la iniciativa socialista sobre reforma electoral sea debatida en el próximo pleno de los días 23 y 24. Castro tuvo que recordarle los derechos de los grupos parlamentarios, pero pidió al portavoz socialista a título personal que permitiera el aplazamiento de ese debate al primer pleno de octubre. Santiago Pérez aceptó, seguramente sabedor de que las “causas internas” que arguyó el presidente del Parlamento no se refieren a la Cámara, sino a la casa común del nacionalismo canario, dividida ante la cuestión electoral. Por cierto, ¿explicará Paulino Rivero esta vez sus llamadas a Berto?