Continúan paralelas al cotarro gubernamental canario las negociaciones para el futuro de las carreteras en las Islas, uno de los temas centrales de cualquier pacto de gobierno, como saben. El Gobierno del Reino, que ya ha aprendido, quiere controlar las adjudicaciones, lo que nos lleva a preguntarnos, así, en plan inocentón, qué pensarán los empresarios que tanto han venido criticando la forma (y el fondo) de cómo se han adjudicado las carreteras. Estamos a la espera de reacciones, la verdad. Por fortuna ahí tenemos a esa gran promesa de la política canaria que es Antonio Castro Cordobez, del que esperamos no ponga chinitas, que después de todo eso se hace por reparto entre las constructoras, y este nacionalismo que tenemos es tan solvente que una mayoría empieza a desear que las decisiones se tomen en un lugar lejano. Como la cueva de Alí Babá, que está lejos, muy lejos de aquí. Como todo el mundo sabe y los demás se imaginan.