No nos irán a negar ustedes que esta nueva UD Las Palmas tiene mucha gracia. Sus nuevos dirigentes han acuñado muchos eslóganes y dado a conocer numerosas proclamas y declaraciones de intenciones. Algunas las han cumplido, pero con el mismo rasero en la mano, hay momentos en que se les dispara la catarsis en sentido contrario. Es lo que ha ocurrido con el famoso coste cero, cosistente en no fichar a nadie que cueste un duro, o con la necesidad de vender jugadores para capitalizar al club. Todo para ahorrar e invertir la tendencia anterior de gastar más de lo que se ingresaba. Pero siempre con ese marchamo de disparate que preside muchas de las decisiones amarillas. Así, dieron pasaporte a Paqui y a Sarasua, previo pago de una millonada, para ahorrarse sus salarios (supuestamente), y largaron a Schürrer por cero euros (costó 600 kilos de los de antes), lo que impidió incluso poder pagar la deuda contraída con el Depor por su adquisición. Ahora llega el caso Cicovic, al que pidieron que no denunciara al club, que negociara una reducción de sueldo y que así se quedaría. Pero no contaban con que el entrenador no contaría con él, lo que les ha llevado, miren por donde, a no inscribirlo para que juegue, pero ¡le han renovado otras tres temporadas más! Ni siquiera queriendo se puede lograr una catarsis tan espectacular, lo que ya causa estragos en algunas empresas. Un redactor de este diario ha pedido cobrar sin trabajar, al menos hasta diciembre, mes en el que el director decidirá si le encarga nuevamente seguir a la UD o a algo más serio que no le dé ideas catatónicas.