No pierdan de vista, además, al PP de Mogán, donde todavía no se han recuperado del zarpazo que supusieron las detenciones, y lo que te rondaré morena, de la operación Góndola. El alcalde, Francisco González, Paquirrín, anda ahora mismo atareado en una muy tosca caza de brujas, consistente en perseguir a todo aquel funcionario o ser vivo que él crea que está colaborando con la Justicia en el esclarecimiento de los hechos que se investigan en ese municipio. Las persecuciones pronto llegarán también a los tribunales porque estamos ante verdaderos casos de acoso moral perfectamente tipificados. “Me da igual, que me denuncien”, es la frase más socorrida del alcalde, pronunciada cada vez que algún incauto o incauta trata de prevenirle acerca de la posible ilegalidad de sus actos. Es el síndrome de los seis escalones, que es peligrosamente contagioso.