El PSOE palmero ha mejorado mucho sus expectativas, sostienen sus dirigentes, y aunque sus acuerdos locales con el PP suenen a chino con la que les está cayendo a los populares, hay que entender la coyuntura en que se produjeron, tras décadas de desencuentro y de persecución política y personal. El PSC se ha renovado en esa isla, ha evolucionado y alcanzado el poder que tanto tiempo se le negó, y muy disparatada no habrá de ser su postura cuando ni siquiera la totalidad de CC en la isla quiere que rompa con el Partido Popular. Lo ha manifestado uno de sus pesos pesados, José Luis Perestelo, que no es partidario de que su partido promueva censuras en los municipios palmeros para recuperar el poder y hacer morder el polvo de nuevo al PSOE. Muchos ciudadanos no lo entenderían con un paro desbocado, una crisis que empobrece a la gente y una credibilidad de los políticos bajo mínimos. Pero todo hace pensar que en el bando socialista, su secretario de Organización, Julio Cruz, va a proponer la apertura de expedientes a los que desatiendan las órdenes de la Ejecutiva Regional. Una postura que podría desembocar no solamente en que los sublevados se enroquen aún más, sino a que se les monte un comité regional extraordinario donde el que acabe censurado sea el censurante. Porque tras los últimos congresos insulares y las últimas asambleas locales, la Ejecutiva socialista de Canarias ni siquiera controla su comité regional, máximo órgano entre congresos, que se puede convocar con un mínimo quorum. No es plato de gusto apetecible para José Miguel Pérez, a cuya dirección una parte importante de la militancia le quiere reclamar un poco más de vida orgánica y menos camarillas parlamentarias, que es donde se corta el bacalao en el PSOE canario. Desde El Hierro nos podemos imaginar a Alpidio Armas explicando a los palmeros cómo se rompe con CC, se pacta con el PP, y se convierte uno en hombre fuerte dentro del PSOE, previo paso por el amago de expediente modelo Julio Cruz.