Pero si son insostebibles por mucho tiempo las contradicciones del PP y del PSOE, nada les contamos de las de CC. Además de sus disputas internas, que van camino de la guerra civil con placa final en la calle Buenos Aires, los que mandan están divididos a la hora de decidir qué hacer. Paulino, que hace tiempo que no actualiza las teorías mauricianas, sigue creyendo que Zapatero es flor de un día, que habrá elecciones anticipadas y que volverá el PP, con el que siempre se ha sentido muy cómodo. Mauricio, por su parte, que ya ha actualizado sus propias teorías, vive un fogoso idilio con los socialistas tras descubrir que son inasequibles al desaliento, que los puede engañar una y mil veces. Luego está Adán, Adán I el Diletante, que ni mueve ficha ni deja que se le mueva una facción de su cara. De Román y los suyos, aunque no tengan vela en este entierro, sabemos que no quieren que el PSOE se revuelque con ATI-Mauricio, pero ésa es otra historia.