La calma chicha del verano canario, en el que sólo se avistaban en lontananza los sobresaltos propios de algunos nombramientos gubernamentales, quedó de repente quebrada la mañana de este jueves al conocerse que Casimiro Curbelo, el histórico y perpetuo presidente del Cabildo de La Gomera, había roto una mesa en Madrid. O no había roto una mesa, se había partido la cara con un agente de Policía por un quítame allá esas pajas. ¿O no eran pajas? Bueno, por un incidente que posiblemente comenzó en un puticlú y terminó en la comisaría de Tetuán, no se sabe si solo o en compañía de otros, posiblemente uno de sus hijos. El afectado, detenido, imputado y afrentado ofrecerá este viernes una rueda de prensa en el Cabildo de La Gomera donde piensa contarlo todo. O casi todo, que hay algunos aspectos privados que no es necesario revelar. Tras quedar en libertad y conocerse las dos versiones en presencia, la noticia se situó sin embargo en el Centro Canario Nacionalista (CCN), el primer y único partido -hasta el momento de redactar estas líneas- que ha solicitado la dimisión del dirigente, presidente y senador gomero del PSOE. Justo el partido político que más prudente debiera mostrarse en estos días, cuando se conocen sus andanzas, tanto políticas como judiciales, cuando se confirma que practica la manera más repugnante de hacer política, la que ha indignado a los indignados y a los indignados de toda la vida, que haberlos haylos.