El Colegio de Arquitectos de Canarias en Gran Canaria ha vivido en los últimos años momentos de mucha convulsión que, acto seguido, han dado paso a la renovación de la junta directiva de turno. Si nos remontamos a la presidencia de Ana Kurson, que a la postre terminó presentándose en las listas del PP al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, debemos recordar necesariamente aquel engendro de La Gran Marina, que en rigor fue paralizado por el Colegio de Arquitectos gracias a su denuncia ante la Unión Europea. Pero antes hubo que sustituir a Ana Kurson por Javier Mena, al que le colgaron todos los sambenitos progresistas y socialistas del mundo, pero que logró, además de cargarse La Gran Mamandurria, meter al Colegio de Arquitectos en la sociedad. Pero aquello era muy fuerte para las mentes tranquilas y biempensante de una mayoría, que desbancó a Mena para colocar al frente del Colegio a la directiva más penosa que se recuerda, la de Héctor García. Ahora debería tocar mester de progresía, pero el que suena juega a otros palos.